Si una lección nos dejó a su marcha es que ganar no siempre es lo más importante. Desde pequeñita la inculcaron en llegar a lo más lejos y así lo hizo, por aquel entonces los padres de Blanca Fernández Ochoa pensaban que porque uno de sus hijos consiguiera destacar, los demás también tendrían ese don. Y lo cierto es que no se equivocaron, con ella no. Hoy, hubiera cumplido 58 años.
Blanca fue una esquiadora española que llevó con orgullo a su país consiguiendo en 1992 una medalla olímpica, siendo la primera mujer que conseguía este premio. Todo un honor para sus padres, pero sobre todo para su país, al que siempre se debió y por el que se exigía a niveles estratosféricos en su profesión.
Su vida amorosa no le fue como en las Olimpiadas, pero sin embargo siempre hizo lo que quiso. Con 28 años de edad, Blanca contraía matrimonio con Daniel Fioretto, pero lo suyo no fue a buen puerto y terminaron divorciándose. Tiempo más tarde, se comprometió con su segundo marido, David Fresneda, con el que tuvo dos hijos: Olivia y David.
Tras su éxito en la disciplina de los deportes, Blanca empezó a participar en algunos programas de televisión y desde entonces, se empezó a rumorear de crisis emocionales, pero no se le dio más importancia porque desgraciadamente, cayó en el olvido. Una mujer que había hecho historia en España dejó de tener reconocimiento nacional por el egoísmo de un país que olvida a quien entregó su tiempo en él.
El 24 de agosto del 2019 fue el último día que fue vista en Cercedilla y cinco días más tarde se denunciaba su desaparición… tras varios días de búsqueda incansables, encontraron el cuerpo de Blanca Fernández Ochoa sin vida cerca de la cima del pico de ‘La Peñota’, en la sierra de Guadarrama.