El concurso MasterChef ha acercado a todas las familias el gusto por la cocina. Una afición que ha florecido aún más durante el confinamiento, y que se ha convertido casi en “deporte nacional”. Pero el concurso además ha convertido a sus jueces en personajes queridos y cercanos para el público. Así Jordi Cruz, y su mal humor, Samantha Vallejo-Nágera y su gusto por la estética en los platos, y Pepe Rodríguez y su singular naturalidad, se han convertido en parte de la “familia televisiva”.
Esta popularidad les ha permitido además impulsar sus propios negocios. Sus restaurantes y catering, en el caso de Samantha, pasaron a ser inmensamente conocidos. Pero los malos tiempos llegaron para todos, junto a la pandemia, y el jurado del concurso de TVE también se han visto afectados por la crisis que la Covid ha causado en la economía.