Con una tierna sonrisa, esos ojos almendrados y un cuerpazo de escándalo Miguel Ángel Silvestre ha conseguido conquistar el corazón de miles de fans durante todos estos años. Sus papeles más venerados, el de El Duque de Sin tetas no hay paraíso o sus trabajos en Velvet o Sense 8. Desde entonces, el actor no deja de cosechar éxitos. Como la serie que promociona junto a la argentina Lali Espósito en El Hormiguero y que pronto se estrenará en Netflix: Sky Rojo. Además de desvelar cuál fue uno de sus primeros trabajos y hacernos ver que nada es lo que parece y que mejor estar lejos de él en pleno rodaje pudimos ver una declaración en toda regla, algo que podría venir de atrás pues los rumores de noviazgo entre los dos actores ya venían de atrás. Si quieres conocer un poco más a uno de los intérpretes más potentes de todo el panorama nacional sigue leyendo. Te contamos todos los detalles a continuación.
1En los rodajes, no es tan apuesto como parece
> Con motivo de su participación en la serie de Netflix Sky Rojo junto a la actriz argentina Lali Expósito, conocida por su papel en Floricienta, ambos han visitado El Hormiguero para además de promocionar el estreno, hablar un poco sobre ellos mismos, así como del rodaje, lo que se vive detrás de las cámaras para ser exactos. Uno de los momentos en que pasó más miedo fue cuando le tocó grabar una escena donde debía sujetar entre los brazos a un perro de agua. «Le pregunté (al adiestrador) si mordía y me contestó que depende: si no le haces nada… Ya me dejó asustado. ¡Me bailaron los tobillos!«. Algo muy raro en él pues le encantan este tipo de animales ya que está muy familiarizado con ellos: «Me encantan los perros y creo que son inofensivos. ¡Hasta mis sobrinos les meten los dedos en los ojos y no hacen nada!», explicaba entre risas.
Una escena que tuvo que retomarse seis meses después ante el estrepitoso fracaso. «Me acerqué de nuevo a uno de ellos y se me volvió a tirar. Pensé que tenía mala energía». No fue lo único, pues hacerse el valiente en otra de las secuencias le jugó una muy mala pasada. Estaba muy emocionado ante la propuesta, debía actuar subido en un barco. Lo que no se imaginó es que el rato que iba a pasar sería de todo menos divertido. Después de negar querer una pastilla para el mareo, todo vino rodado… «Tenía mucha ilusión por rodar la escena pero cuando llegó el día el mar estaba muy revuelto». Os podéis imaginar el resto. ¡No echó el desayuno por la borda de puro milagro!
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