Tres enfermedades diferentes, tres personajes televisivos diferentes y tres vidas condicionadas para siempre por dolencias muy similares. Noemí Salazar, Santiago Segura y Carme Chaparro padecen duras afecciones con las que tienen que convivir de una manera u otra, de por vida. La adaptación y asimilación de la enfermedad son fundamentales para sobrellevar dichos malestares, si no lo hacen podrían incluso perder la cabeza.
Tan duro es lo que tienen que llevar sobre sus espaldas que su día a día se ve siempre determinado aunque intenten evitarlo. Noemí, ha sido la última en confesar la enfermedad que padece y que podría incluso empeorar en un futuro hasta causarle un grave problema de salud. Por su parte, el actor y la periodista ya hace tiempo que contaron en público cómo les afectaba en su cotidianidad. Si quieres descubrir lo que desgraciadamente, une a estas tres personas tan diferentes sigue leyendo. Te contamos esto y mucho más a continuación.
3Vivir escuchando un pitido constante, así pasa los días Carme Chaparro
> Carme Chaparro es otra de las caras más reconocidas que sufre una afección que además de perturbar su descanso le condiciona hasta límites insospechados, tanto en su trabajo como en su vida personal. La presentadora de informativos sufre Síndrome de Ménière, una enfermedad que afecta al oído interno y que lamentablemente, no tiene cura hoy en día. “Yo vivo con un pitido constante, como una emisión en alta frecuencia. De día es soportable. De noche no tanto. Por el oído derecho casi no tengo audición. Y no hay más remedio que acostumbrarse”, escribía desde su perfil de Twitter con gran resignación por su parte y para dar voz a un problema que parece invisible al ojo ajeno.
Lleva escuchando un pitido desde que tiene uso de razón. Además este problema le ha acarreado otro más serio, la pérdida de audición de ambos oídos, pues solo percibe los sonidos en un porcentaje de entorno al 35 y 36 %. «Me han hecho un montón de pruebas desde pequeña, he ido a muchísimos otorrinos y pasado por muchas perrerías desde que me lo detectaron, cuando tenía unos doce años (…) Oigo así desde que tengo conciencia, he convivido siempre con ello y no fue que un día notase un ruido, si no que pensaba que todo el mundo oía así», aclaraba recordando el día en el que todo cambió para ella.
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