La Casa Real se ha visto salpicada por un nuevo escándalo. Don Felipe y doña Letizia tienen que hacer frente a un ejército de enemigos, y muchos de ellos forman parte de la propia monarquía. Pero, lo que no se podían imaginar es que alguien usara el nombre del Rey emérito para estafar cuatro millones de euros. Esto es lo que ha ocurrido con Ana María Bea, una mujer de cincuenta años que ha sido detenida después de haber cometido una infinidad de delitos usando el apellido Borbón.
Al parecer, esta señora presumía de ser nieta de Franco, o hija de don Juan Carlos I, dependiendo del engaño que quería cometer, para hacer una serie de transacciones ilegales por la que ha sido condenada a varios años de cárcel. Ana Rosa Quintana ha hablado con una familia que ha perdido 200.000 euros en manos de esta estafadora y, además, les ha arrebatado lo que más querían: las ganas de vivir. Y es que, Ana María Bea, es la cabecilla de una secta cuyo único fin es construir un patrimonio millonario gracias al nombre de la monarquía.
1La primera estafa: casarse con su tío octogenario
> Para entender la historia de Ana María Bea hay que remontarse a 1997. Por aquel entonces, tenía veintisiete años, y vio en su tío Ángel, tuerto, sordo y con muletas, la oportunidad perfecta para cometer su primer delito. Tío y sobrina formaron un equipo perfecto, y se dedicaron a estafar a la gente presumiendo de que la niña era nieta de Franco. Según contaban, Ángel fue militar de guerra, y tenía un gran conocimiento en el mundo de la Bolsa. De esta forma, convencían a sus víctimas de que les cedieran dinero para poder invertirlo. Jamás devolvían ni la cantidad que les habían prestado, ni los supuestos beneficios que iban a obtener y, con esta estrategia, consiguieron estafar treinta millones de pesetas.
Ana María Bea se casó con su tío para hacer crear una escena más creíble, y empezó a perfeccionar su mentira asegurando que era la hija ilegítima del Rey emérito Juan Carlos I. Esta mujer fue juzgada y detenida, pero solo estuvo en prisión durante cuatro años. Por ese motivo, en cuanto puso un pie en la calle, volvió a cometer sus sucias estafas. Se aprovechó de su condición de minusvalorada para despertar la compasión de las víctimas. Una meningitis la dejó en silla de ruedas y, usó este condicionante para generar confianza en la gente. “Apenas se la entiende al hablar, tartamudea y se traba”, ha asegurado una de sus víctimas en el Programa de Ana Rosa. Gracias a estas actuaciones consiguió que mucha gente confiara en ella, y se hizo con un ejército de seguidores dispuestos a cumplir todas sus órdenes.
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