José Rivera fallecía hace poco, pero lo cierto es que ha dejado muchos misterios detrás suyo. Empezando por su herencia, y siguiendo ahora con la aparición de Jacobo Moreno Muñoz, un hijo no reconocido y que por fin ha roto su silencio en la revista Diez Minutos.
Algo, que sin duda trastocará a los Rivera, quienes no dejan de recibir sorpresas, y es que hace poco que Kiko, hijo de Isabel Pantoja y Paquirrí, decidía volver a retomar la relación con la familia de su padre, e incluso Riverita pudo contar con la alegría de ver a su sobrino antes de morir. ¿Quieres saber lo que ha contado Jacobo acerca de su padre? ¡Te lo contamos a continuación!
2La tensa relación de Jacobo con los Rivera
> Además de revelar ese impactante momento en que conoció a su padre, Jacobo también ha dado detalles acerca de la historia de su madre y Riverita, y también de la relación que mantiene con los Rivera. «Mi madre me contó que se conocían del grupo de amigos y empezaron a salir juntos. La verdad es que mi madre era un bombón, una mujer muy bella y llamaba mucho la atención. Entonces tenía 19 o 20 años y mi padre lucía un porte torero guapo y elegante, no fue difícil que tuvieran un romance», ha explicado en su entrevista para Diez Minutos.
Por otra parte, niega saber si los Rivera sabían de su existencia. «No lo sé, supongo que sí… que alguno si lo sabría, porque en Barbate mi madre nunca ocultó que yo era hijo de Riverita. Las primas de mi padre seguro que ya sabían que yo existía». Aunque, su padre lo presumía orgulloso y jamás lo negó. «Siempre me recibió con los brazos abiertos y me atendió muy bien e incluso con sus amigos me presentaba como su hijo. Yo le dije que me gustaría hacerme la prueba de paternidad y que sí salía positiva o negativa las pagaba uno u otro… pero él siempre se negó a hacérselas», desvelaba.
Aunque, por lo visto no pudo conocer a la familia de Riverita hasta que se enteró de que estaba muy enfermo y fue a verlo. «Hace unos tres meses, mis tíos de Barbate me dijeron que escucharon que Riverita se encontraba bastante mal y gracias a una gran amiga de mi padre, me pude ir informando de su estado de salud. Al final fui a verle». Fue entonces cuando conocía por fin a su familia paterna: «En el momento en que pude desplazarme, no dudé en visitarlo, me hice 1.000 kilómetros de Castellón a Barbate, y pude estar con mi padre. Una de las noches decidí quedarme para atenderle y pudimos hablar muchas cosas… su sobrina Arancha y las primas de mi padre me acogieron muy bien y se alegraron de conocerme personalmente».
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