La presencia de Elena Tablada en la boda de su cuñada, Beatriz Ungría, con el excanterano del Real Madrid Jaime Navarro, ha desatado duras críticas en contra de la diseñadora. Y es que sin comerlo ni beberlo se ha convertido en protagonista de la polémica al asistir como invitada a un enlace en el que, supuestamente, no se habrían respetado las medidas restrictivas impuestas por la pandemia después de la filtración de un vídeo en el que se vería a los invitados sin mascarilla y sin respetar la distancia social.
Cansada de las críticas, y harta de la imagen frívola que tenemos desde que saltó a la fama como novia de David Bisbal y que confiesa que nada tiene que ver con cómo es realmente, Tablada ha estallado a través de su cuenta de Instagram, defendiendo que no ha cometido ninguna irregularidad y señalando que no entiende el odio que despierta en sus haters.
«Visto todas las amenazas, insultos, acoso que ha producido esta situación, solamente quiero decir estas palabras para gente que tiene personas en el hospital o que han fallecido», ha comenzado afectada la diseñadora, mirando triste a cámara, antes de asegurar que «pueden haber visto un vídeo sacado de contexto y les puede haber producido muchas tristeza. Entiendo lo que sienten. Pero no tiene nada que ver con la realidad, con lo que pasó en esa boda». «Era la boda de un familiar de mi marido y yo tenía el compromiso de ir, precisamente porque pensando y sabiendo que cuando te dan permiso para hacer una boda es porque se van a cumplir todas las medidas de seguridad», ha afirmado la diseñadora.
Consciente de que es un personaje público y que todos sus movimientos se miran con lupa, Tablada ha señalado que «se que tengo que dar ejemplo para darles un buen futuro a mis hijas. Estoy aquí para enseñarles lo que es la humanización, el ser consciente de lo que está pasando en ese momento». Si embargo, no está dispuesta a que la lapiden: «Empatizo con esas personas que están sufriendo, creo que deberíamos aprovechar esto para ser mejores personas, darnos apoyo y no tergiversar ni manipular cosas. Yo jamás iría a una fiesta ilegal, como las 400 que ha habido este fin de semana en Madrid y que no le están dando tanto bombo», ha estallado.
Poco después, y también a través de su cuenta de Instagram, Elena ha publicado un texto que no deja lugar a dudas con lo dolida que está por unas críticas innecesarias por el hecho de haber asistido a la boda de su cuñada: «Entiendo que haya que dar contenido para tapar muchas cosas que realmente están sucediendo, o que el odio en personas se desarrolle más en estos tiempos. Pero no voy a permitir la imagen frívola que se me quiere dar desde el día que salí a la luz y que dista mucho de como soy realmente. Acudí a una boda como acudo a un restaurante que sigue todas las normas de la Comunidad de Madrid, pero no por eso mi corazón deja de estar con todas las víctimas (de arriba y abajo) y sensibilizada con toda la situación que estamos viviendo, que lamentablemente despierta el odio que muchos tenían dormido»