Kiko Rivera casi se ve obligado, igual que su hermana, a saltar la valla para entrar en su casa. Y es que debe ser regla de la familia no llevar llaves. Ahora ha sido él quien ha tenido que llamar al telefonillo para poder acceder a su casa. Pero su mujer, Irene Rosales, le ha abierto sin problemas, lo que le ha ahorrado al hijo de Isabel tener que saltar el muro.
Kiko no sale de su asombro, cada vez más la actitud de su madre Isabel Pantoja le deja descolocado. El hijo de la cantante continúa con su día a día, ajeno a las informaciones que apuntan a que su madre, estaría pensando en cambiar radicalmente de vida cuando falte doña Ana y abandonar España para instalarse en México, donde es una artista muy querida y donde cuenta con grandes amigos dispuestos a ayudarla, como su fan Mariana Seoane.
Sin pronunciarse sobre esta sorprendente noticia que le alejaría aun más de la tonadillera, hemos visto al DJ quedarse «helado» pero no por nuestras preguntas, sino por las gélidas temperaturas que está teniendo Sevilla estos días. Así, frotándose las manos y haciendo aspavientos por el frío que tiene, Kiko sigue sin desvelar qué le parece la marcha de su madre a México.
Antes de coger la moto para desafiar la ola de frío polar, Kiko nos confirma que se ha puesto a hacer deporte a tope para recuperar su buena forma física y, aunque sea en su casa, no pierde la buena costumbre recién adquirida de entrenar diariamente.
Muy discreto, sin embargo, y a su regreso a casa, Kiko ha continuado con su silencio y no nos ha contado cómo se encuentra su tío José Rivera, «Riverita», con el que se reencontró recientemente y que podría haber sufrido un empeoramiento en su estado de salud.
Nervioso ante las preguntas, el artista no encuentra las llaves y tiene que llamar al telefonillo entre risas para que Irene Rosales le abra la puerta y librarse por fin de las incómodas cuestiones sobre sus conflictos familiares.
Lo de no llevar llaves debe ser algo de familia.