Casa Real atraviesa por uno de sus momentos más complicados a raíz de las polémicas relacionadas con el rey Juan Carlos que han salpicado a la institución. Ahora, sus hijas mayores, las infantas Elena y Cristina, están a punto de seguir su camino y convertirse en las figuras más incómodas para la institución. La desfachatez y soberbia que ambas han demostrado con sus últimos comportamientos y actitudes avergüenzan no solo a la Corona, sino al pueblo español en su totalidad, que mira con indignación como el que fuera jefe de Estado durante casi cuarenta años y buena parte de su familia gozan de una impunidad que repugna y abochorna a la democracia. ¿Quieres saber qué ha pasado y enterarte de todos los detalles? Sigue leyendo, te lo contamos todo a continuación.
1La caída en desgracia del rey Juan Carlos
> Durante muchísimo tiempo gozó de una excelente reputación entre los ciudadanos españoles. La mayor parte de la población lo recordaba como una figura fundamental en la transición a la democracia tras la dictadura de Francisco Franco, y se alababa su presunto carácter ‘campechano’ como única y más destacada virtud del rey Juan Carlos I. Como si fuera un personaje de televisión más que un jefe de Estado, la gente se conformaba con la simpatía y humildad que el Borbón irradiaba, apoyado siempre por algunos medios de comunicación que, pese a conocer la verdad, nunca tuvieron el valor de publicarla. Sin embargo, con el paso de los años y el peso de las mentiras, la venda de los ojos terminó cayendo por fin y los trapos sucios del emérito fueron descubiertos.
En los últimos meses, varios escándalos económicos han estado ligados a su nombre, y aunque de momento ni tan siquiera ha sido imputado, el mero hecho de que la Fiscalía esté investigando al monarca ha puesto contra las cuerdas la ejemplaridad de la que la Corona siempre ha presumido. En un intento de desvincularse del comportamiento bochornoso de su padre, el rey Felipe VI emitió un comunicado en el que apartaba a don Juan Carlos de Casa Real y le retiraba su asignación presupuestaria, aunque lo más simbólico fue renunciar a la parte de la herencia que legítimamente le correspondería cuando el emérito muriera, renegando de cualquier fortuna con orígenes inciertos. Ahora, son sus hermanas, las infantas Elena y Cristina las que sacarán los colores a la institución, a raíz de un nuevo escándalo que volverá a poner sobre la mesa los abusos y excesos de la monarquía.
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