Como toda mujer deportista, Diana de Gales no dejaba de hacer ejercicio ni en invierno y no precisamente para mantenerse en forma, que también, sino porque le encantaba. Eso le hacía evadirse del tormento de vida que tenía en algunas ocasiones, sobre todo cuando sufría las humillaciones públicas y desprecios de su marido y demás familiares.
A Lady Di le encantaba esquiar y era un deporte que hacía todos los años. Recordemos que, en una ocasión, tuvo que enfrentarse a la prensa que le había seguido hasta la montaña para pedirles, más bien suplicarles, que no sacara fotografías de ella y de sus hijos en esas condiciones. Pedía amablemente a los fotógrafos que la dejaran disfrutar de los momentos de intimidad con sus hijos, lo que más quería.
Lady Di fue una mujer que tuvo todo al alcance de su mano y que nunca hizo alarde de ello. No era suficiente para ella todo el dinero del mundo, ni vivir en palacios, porque eso no le hacía feliz. Lo que le alegraba la vida era estar con gente a la que quería, sentirse protegida, querida… y eso en muy pocas ocasiones sucedía.
Si Lady Di hubiera visto la nevada que está cayendo en Madrid se hubiese reído de todos los ciudadanos por sorprenderse por algo así, pero seguro que sonreiría al ver la felicidad de todos esos niños y familias que salen a las calles a disfrutar de este panorama tan insólito en la capital.