La discreción es una máxima que se extiende a todos los miembros de la Corona, y aunque lo ideal sería que también lo hiciera entre aquellos que conforman su círculo más cercano, de vez en cuando aparece una oveja negra que habla más de lo que a Casa Real le gustaría. Mar Torres, la exnovia de Froilán, es una de ellas y la joven no se caracteriza, precisamente, por su recato y comedimiento. Una vez más, la murciana ha rajado largo y tendido sobre el cuarto en la línea de sucesión al trono español, y la madre de este, la infanta Elena, no puede más ante tanta sobrexposición mediática. ¿Quieres saber a qué viene tanta polémica y todo lo que ha dicho la que un día fue pareja del sobrino del rey Felipe VI y la reina Letizia? Sigue leyendo, te lo contamos todo a continuación.
1La discreción frente a la polémica
> No son buenos tiempos para la institución que ostenta la jefatura de Estado en España. Las recientes polémicas que llevan el nombre del rey Juan Carlos I han salpicado a toda la monarquía, cuya reputación ha quedado a la altura del betún. En lugar de referirse abiertamente al escándalo y pronunciarse públicamente contra este comportamiento poco ejemplar, la Corona prefiere hacer de la discreción su principal arma para luchar contra la agitación social que ha provocado esta controversia. Lo único que se escucha ante las preguntas de los periodistas es un silencio sepulcral que no beneficia en absoluto a Zarzuela, pero que mantiene a pesar de todo.
Lo cierto es que la nuestra es una de las monarquías más herméticas y silenciosas del viejo continente. Frente a la sobrexposición que muestran otros miembros de la realeza europea, como los británicos o los holandeses, nuestra princesa de Asturias ni tan siquiera cuenta con perfiles oficiales en las redes sociales, uno de los principales canales que cualquier experto considera esencial en una estrategia de comunicación. Sin entrevistas o declaraciones oficiales, resulta complicado conocer de cerca a esas personas que, se supone, tienen en sus manos el futuro del país, y la población demanda cada vez más el final de este asfixiante hermetismo que durante tantos años ha imperado en Zarzuela.
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