Como viene siendo tradición desde que en España se instauró una monarquía parlamentaria, el jefe de Estado se dirige a la Nación cada 24 de diciembre para hacer balance del año ante los más de 40 millones de españoles. Todos los ojos se dirigen durante unos cuantos minutos al rey Felipe VI, sin ser conscientes de que es la Reina Letizia quien se esconde, realmente, tras las palabras del soberano. Sin su aprobación, no hay discurso que valga. ¿Quieres enterarte de todo y conocer qué papel juega realmente la consorte? Sigue leyendo, te lo contamos todo a continuación.
3La reina Letizia convenció al rey Felipe
> El 14 de marzo de 2020, el país entero se adentró en un oscuro y desconocido túnel del que todavía no se ha podido salir del todo. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que se declaraba el estado de alarma en España a consecuencia de la crisis sanitaria del coronavirus, que se extendía imparable a lo largo y ancho de todo el territorio. Fueron muchos los que echaron de menos unas palabras del rey Felipe y la opinión pública empezó a demandar que el jefe de Estado se pronunciara en aquel contexto tan incierto. El problema radicaba en que solo unos días antes se habían descubierto los escándalos de corrupción de su padre, el rey Juan Carlos, y dirigirse a la Nación sin referirse a ese asunto podría ser entendido por muchos como un acto de cobardía. El monarca estaba en una encrucijada, y por lo visto fue su esposa quien lo guio.
“¡La gente está asustada y quiere ver a su rey… quiere que el rey comparta sus preocupaciones! Felipe, tienes que salir a decir algo, están muriendo enfermos, el país está temblando, tienen que saber que estás a su lado, que compartes su sufrimiento… Los reyes de Suecia, Dinamarca, Bélgica, Japón, Holanda están dando muestras de solidaridad con su pueblo. Nosotros, ¿no?”, habría dicho la reina Letizia a su marido, según reveló Pilar Eyre en su columna de Lecturas. Finalmente, el monarca se decidió a pronunciar su discurso, y cuando acabó estalló toda la tensión que había venido acumulando. “Felipe, sobrepasado por las emociones que había vivido en esa semana espantosa, hincó los codos en las rodillas, hundió la cabeza en las manos y se echó a llorar”, cuenta la cronista catalana.