El emérito sigue estando en boca de todos a raíz de sus escándalos económicos que han puesto contra las cuerdas a la monarquía. El rey Juan Carlos se ha convertido en la nueva oveja negra de la familia real, y ni siquiera sus nietos, por los que siempre ha sentido predilección, quieren relacionarse con él. De hecho, Victoria Federica lo ha decepcionado profundamente y ya no es, ni de lejos, la niña de sus ojos. ¿Quieres saber qué ha pasado y por qué han llegado a esta situación? Sigue leyendo, te lo contamos todo a continuación.
3El rey Juan Carlos y el rey Felipe: una relación rota
> A pesar de que el emérito nunca regresará a España, según las informaciones que se deslizan desde la columna de Pilar Eyre en Lecturas, tampoco tiene intención de permanecer en Emiratos Árabes hasta el fin de sus días. El objetivo del rey Juan Carlos es volver al viejo continente y establecerse en algún país europeo que quiera acoger a un monarca repudiado en su propia casa. Se barajan opciones como Italia, Bélgica o Reino Unido. Al rey Juan Carlos le encantaría trasladarse a Londres, pero la capital británica está vetada porque allí reside Corinna, la amante que desencadenó esta horrible tormenta que descarga contra él. “La gente podría pensar cosas que no son si viven en la misma ciudad”, cuentan a la cronista catalana.
Lo cierto es que el rey Juan Carlos no tiene muchas razones para regresar al país cuya jefatura de Estado ostentó durante casi cuarenta años. La opinión pública no lo quiere cerca y, por lo visto, su familia tampoco. La única que se dignó a visitarlo en Emiratos Árabes fue la infanta Elena, la única que le muestra un amor incondicional. En lo que respecta a su hijo y heredero, la relación está rota de forma irremediable. Al menos, así lo asegura Pilar Eyre en su columna de Lecturas: “No han interactuado desde que se fue”.
Por lo visto, se exigió esta falta de contacto entre el rey Juan Carlos y el rey Felipe cuando se tomó la decisión de que el emérito debía abandonar España. “Es una de las condiciones impuestas”, recalca Pilar Eyre en la revista Lecturas. Tampoco parece que al monarca abdicado le importe demasiado, puesto que ni siquiera menciona a su hijo en las conversaciones que mantiene con los pocos confidentes que le quedan… A pesar de todo, el exsoberano lleva con estoicismo esta complicada situación, y no piensa dejarse vencer ante la pena, la añoranza o la morriña. “El rey Juan Carlos es muy poco sentimental. Es muy frío, y puede ser muy duro y hasta cruel en ocasiones”, recuerda la fuente la periodista catalana.