Siempre se ha creído que la relación entre el emérito y su primogénita es excelente. Así lo han trasladado a los medios de comunicación, pero lo cierto es que el rey Juan Carlos no parece tener una buena opinión sobre su hija mayor, la infanta Elena. Al menos, así lo asegura Pilar Eyre, una de las cronistas que más de cerca conocen a la realeza… ¿Quieres conocer las luces y las sombras de esta relación paternofilial? Sigue leyendo, te contamos todos los detalles a continuación.
3Obsesión por el matrimonio
> Parece que el rey Juan Carlos siempre ha tenido como prioridad ‘endorsar’ a su primogénita a otro hombre que la aguantara de por vida. De hecho, cuando todavía era una niña, el emérito pedía a la reina Sofía que pusiera otra ropa más vistosa a la infanta Elena para despojarla de su aspecto infantil. “Oye, ¿por qué no la vistes de otra manera? ¡Así no la vamos a casa nunca!”, habría dicho el ex jefe de Estado, según ha recordado Pilar Eyre en su columna de Lecturas. Años más tarde, por fin llegó el día y la duquesa de Lugo contrajo matrimonio con Jaime de Marichalar el 18 de marzo de 1995, pero el cuento de hadas les duró poco.
La infanta Elena quería divorciarse de Jaime de Marichalar, y aunque tras mucho insistir lo consiguió, al principio se topó con la oposición de su padre, el rey Juan Carlos I. “Una mujer separada, en España, socialmente se convierte en un cero a la izquierda”, habría dicho el emérito, siempre en boca de Pilar Eyre. Se trata de términos muy poco amables para referirse a una hija, especialmente cuando se supone que se trata de su ojito derecho… ¿Qué dirá, entonces, de la infanta Cristina y el rey Felipe? ¡A saber!
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