Siempre se ha creído que la relación entre el emérito y su primogénita es excelente. Así lo han trasladado a los medios de comunicación, pero lo cierto es que el rey Juan Carlos no parece tener una buena opinión sobre su hija mayor, la infanta Elena. Al menos, así lo asegura Pilar Eyre, una de las cronistas que más de cerca conocen a la realeza… ¿Quieres conocer las luces y las sombras de esta relación paternofilial? Sigue leyendo, te contamos todos los detalles a continuación.
2Marginada desde que nació
> Cuando se redactó la Constitución española que estableció la monarquía parlamentaria como forma de gobierno, se dio por hecho que sería la infanta Elena quien asumiría el rol de jefa de Estado después del rey Juan Carlos, pero este se negó en rotundo porque, bajo su punto de vista, su primogénita no reunía las condiciones idóneas. “Mi hija mayor no está en condiciones de reinar. ¡Elena no puede reinar y punto en boca! ¡No tengo que dar más explicaciones!”, sentenció entonces el emérito, tal y como ha recordado Pilar Eyre en su columna de Lecturas. Según la cronista, la duquesa de Lugo nunca fue una pieza destacada de la familia real y fueron muchos los desplantes que sufrió de parte de sus propios congéneres.
“La pobre Elena quedaba, una vez más, preterida. El patito feo de la familia, la torpe, la que siempre iba atrasada en el colegio, a la que tienen que poner profesores particulares hasta que al final la llevan a un colegio menos exigente…”, cuenta Pilar Eyre en la revista, donde además también señala que la duquesa de Lugo “tuvo que acudir a una psicóloga” y que nadie la acompañaba a sus sesiones, tan solo Sabino, el que fuera secretario de la Casa Real. Pero no es esto, ni de lejos, lo peor que se ha comentado sobre ella… ¿Quieres saber qué piensa realmente el rey Juan Carlos de su primogénita? Te lo contamos en la página siguiente.
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