Tres meses después del fallecimiento de su marido, Antonio Vidal, Paz Padilla recupera poco a poco la alegría y los planes sociales que dejó aparcados en el momento más complicado de su vida. Anoche, la presentadora de «Sálvame» fue uno de los rostros conocidos que asistió al estreno de «La última tourné», obra protagonizada por Alaska, Mario Vaquerizo y Bibiana Fernández. Más positiva que nunca, la gaditana nos ha contado cómo se encuentra y se ha pronunciado sobre el sorprendente enfrentamiento público que mantienen Isabel Pantoja y su hijo Kiko Rivera.
Hoy toca disfrutar, divertirse.
Con mi Félix Sabroso y mis compis, qué bien. Yo he seguido yendo al teatro pero me da mucha pena ir al teatro y que haya pocas personas. Hasta que esté la cosa mejor es muy difícil.
Qué bien hace reírse, desconectar.
Me lo dices o me lo cuentas, para mí es mi motor. Es mi vida. Todo me lo tomo con humor. Yo soy una afortunada pero no me siento nunca sola.
Al final uno recibe lo que da.
Yo creo que sí, lo más importante es el amor. Da igual en la profesión donde estás, si das amor al final lo recibes. Yo soy muy pesada, yo cojo el teléfono y llamo a gente, si me entero de algo siempre estoy pendiente y luego cuando lo he necesitado la gente me ha devuelto tanto amor. Venimos solo a esto, a amar. Vosotros también tenéis que aprenderlo, yo muchas veces le digo a mi jefe, tu eres jefe hoy pero dentro de 10 años a ver dónde estas. No eres mejor persona porque eres ejecutivo, fuera de esto está la persona. Ser feliz es muy fácil, es un estado de bienestar. El no pretender nada y dar amor es felicidad. Lo que pasa es que no nos enseñan a vivir. Nos enseñan a ser competitivos, a gestionar la rabia, el odio, la competencia, los celos pero no nos enseñan algo tan sencillo como ser feliz y amar.
Qué te parece el clan Pantoja, madre e hijo.
Lo fácil es no exigirle a la otra persona lo que no te puede dar. Todo el mundo no es perfecto, ni si quiera una madre. Rafael Santander dice que necesitamos tener dos personas que nos toquen las narices a nuestro alrededor para ver que la vida no es fácil, que te acostumbre a entender que esa persona no es perfecta.
A ver si te escuchan.
Yo tengo un hermano que le puedes pedir lo que quieras, menos dinero. No se mete la mano en el bolsillo ni en Alaska, pero lo quiero mucho. Cuando le digo ayúdame, viene y ayuda, pero no le pidas dinero. Luego tengo otro que es un cachondo, pero no le gusta trabajar, eso es lo que hay.