Manuela, hija de Alejandro Sanz y Jaydy Michel, es famosa desde el día en que nació y ha crecido rodeada de paparazzi y artistas. Ahora, a sus 19 años, y mientras estudia Diseño de Moda, se ha convertido en una de las mujeres más buscadas y, al lado de su madre, posa por primera vez en una esperada exclusiva para Vanity Fair.
Como desvela la prestigiosa publicación, Manuela Sánchez es una joven estudiante de talante reservado, e innegable parecido físico a su padre, a la que durante su infancia y adolescencia su familia siempre ha intentado proteger su intimidad. Hasta hoy.
A su primera aparición pública el pasado mes de septiembre de la mano de Alejandro Sanz en el festival de cine de San Sebastián, junto a la novia del cantante, Rachel Valdés, se une ahora la portada de Vanity Fair del mes de noviembre, en la que conoceremos mejor a esta atractiva joven de la que apenas sabemos nada pese a conocerla desde su nacimiento.
Manuela, más sincera que nunca en esta primera entrevista, habla así de la pareja de su padre: «me encanta su arte. Una de las tareas de la escuela de moda a la que acudo era hacer una colección inspirada en la obra de una artista, como es el caso reciente de Louis Vuitton, y lo hice pensando en ella».
La heredera de Alejandro Sanz parece predestinada al éxito y a la popularidad, ya que se mueve con soltura ante las cámaras y confiesa a Vanity Fair su emoción ante su primera experiencia ante ellas, aunque en breve la joven regresará a México, donde ha residido en los últimos años con su madre, para proseguir con sus estudios de Diseño de Moda.
Por su parte, Jaydy Michel ha vuelto a España para quedarse, ya que su marido, el ex jugador Rafa Márquez, entrena a un modesto equipo de la tercera división de Madrid. Un paso indispensable para poder conseguir el título de entrenador de la UEFA. «He pasado parte de mi vida como una nómada y con el fútbol nunca se sabe, pero nos gustaría quedarnos aquí. Es un país que queremos mucho». En españa aprovechará su estancia para relanzar su carrera como modelo y actriz. «Estoy abierta a todo ¿Mis retos? Seguir trabajando de lo mío y hacer cosas que me llenen. Me encantaría presentar un programa de televisión», confiesa en Vanity Fair la modelo mexicana.
Jaydy tenía 19 años, la misma edad que su hija ahora, cuando se mudó a España para estudiar periodismo. Pero la vida tenía otros planes para ella: convertirla en protagonista de la noticia. El resto es historia. «Fui con una amiga mexicana a casa de Luis Cobos. Él había quedado antes con Alejandro Sanz y terminamos comiendo juntos», explica. Aquel fortuito encuentro terminó en boda.
Como recuerda la publicación, la separación de Jaydy y Alejandro en 2005 suscitó mucho interés. Manuela tenía cuatro años y se quedó a vivir con su madre, con quien asegura que «nos parecemos mucho en el carácter. Somos perseverantes y honestas».
Al margen del innegable peso mediático de sus progenitores, Manuela es una joven con un discurso particular que busca su hueco en el mundo y que, en el número de noviembre de Vanity Fair, confiesa sus gustos, se define en pocas palabras y desvela quienes son sus referentes.
Acerca de la fama, la hija de Alejandro Sanz asegura que «no me da miedo, pero tampoco estoy buscando ser famosa. No me considero influencer». Manuela asegura que siempre ha tenido claro que quería ser diseñadora y habla, con orgullo, de su padre, al que se parece en su perseverancia y sensibilidad: «Me alegro de que todo el mundo lo quiera y admire tanto, pero para mí es mi padre. Yo no sé lo que se siente teniendo un padre empresario. Lo importante es que es buena persona y que siempre que puede intenta ayudar a la gente».
Aunque centrada en sus estudios de Diseño de Moda, la joven no descarta en esta primera entrevista, seguir los pasos de su famoso padre y dedicarse en un futuro a la música: «a lo mejor me da por sacar un disco o hacer algo con la mu*sica. Puede ser. Sería algo que me gustaría».
Sin duda, estamos ante el nacimiento de una estrella, cuya entrevista al completo podemos leer en Vanity Fair.