Para que una receta quede de lo más apetecible lo ideal es encontrar el equilibrio perfecto entre los sabores y las cantidades. Uno de los problemas más comunes es cuando la comida queda salada, y en la mayoría de las ocasiones se considera que esto no tiene remedio, que el daño ya está hecho y habrá que ingerir un plato un poco menos apetecible. Pero, ¡esto no es así! Existen algunos trucos para arreglar este pequeño desastre y hoy los vamos a compartir contigo.
3Reemplazar el líquido salado
Es muy común que el problema con la sal se produzca elaborando un plato caliente líquido como una sopa o un caldo. En este tipo de elaboraciones a menudo de incluyen ingredientes como el jamón o el pescado que ya son salados de por sí, y si añadimos sal a mayores esto puede adquirir un exceso de sabor.
La solución en estos casos puede ser muy sencilla y se trata de reemplazar una porción del líquido salado por otro dulce o sin sal. Esto significa que debes retirar primero unas cucharadas del caldo o la sopa y después añadir agua, caldo sin sal o un poco de leche. Busca lo más apropiado según la receta que estés haciendo.