Cuatro programas se han emitido de «Idol Kids» y en los cuatro Isabel Pantoja se ha convertido en la gran y absoluta protagonista de la noche. Y es que la tonadillera, a gusto con sus compañeros en el jurado – Edurne y Carlos Jean – con el presentador del espacio, Jesús Vázquez, y con los pequeños aspirantes a cantantes, se siente cómoda y está hablando de episodios de su vida de los que pensábamos que no lo haría.
Si hasta ahora había hablado de lo que supuso la muerte de Paquirri, de lo importante que es para ella su madre, doña Ana y hasta de lo que echa de menos a su nieto Francisco – que vive en Inglaterra – en esta ocasión la tonadillera ha recordado, emocionada, a su padre, Juan Pantoja.
Paula, una de las pequeñas concursantes, ha dedicado su actuación a su padre y ha sido, al hablar del amor que siente un padre por su hija, cuando Isabel Pantoja ha mostrado su lado más íntimo. Tapándose la cara por el dolor de los recuerdos ha confesado que «mi padre para mí era y sigue siendo mi héroe». Y es que el patriarca de los Pantoja, también artista, falleció cuando la tonadillera sólo tenía 17 años. Una muerte demasiado temprana, por lo que la madre de Kiko Rivera ha aconsejado a Paula que abrace mucho a su padre «porque el tiempo se viene en contra». Una manera de confesar por parte de la cantante de «Marinero de luces» que no abrazó a su progenitor tanto como le habría gustado.
Sin embargo, no terminaron ahí las emociones. Y es que Isabel ha recibido una sorpresa que la ha dejado con la boca abierta y le ha hecho recordar su niñez. La cantante se ha reencontrado con su amigo Rafael Rabay, hijo de su maestro de copla cuando todavía era una niña y uno de los primeros que la apoyó en su sueño de ser artista. La reina de la copla ha explicado que su madre, cuando se enteró de que el maestro Rafael vivía en el mismo barrio que su familia, Triana, iba todos los días a verle para decirle que enseñara a su hija a cantar copla. Fíjense si lo consiguió.
Parece ser que Pantoja se quedaba todas las mañanas a partir de la una y media en su casa y terminaba comiendo con el maestro y su hijo. La tonadillera no ha podido reprimir las lágrimas al reencontrarse con el hijo de su maestro, Rafael Rabay, y se ha mostrado de lo más orgullosa al ver que éste sigue trabajando en el mundo de la música.