Hay una tradición, en los más de tres años de Donald Trump en el cargo, de asistentes que salen de la Casa Blanca con muchas cosas negativas que decir, ya sea a los reporteros o solos, sobre la disfunción y la inexperiencia engendrada por un líder más venal que venerable.
Sin embargo, ese no es el caso de Madeleine Westerhout; la joven de 29 años, que habría trabajado como asistente ejecutiva de Trump desde que ingresó a la Casa Blanca y que posteriormente fue ascendida al cargo directora de operaciones de la Oficina Oval, hasta el verano pasado cuando fue expulsada por compartir detalles íntimos sobre los Trump en una cena extraoficial con periodistas.
5El alcohol le jugó una mala pasada a Westerhout
En su libro, Westerhout escribe que aunque ‘no puede recordar todo’, dijo, “les di respuestas con gran entusiasmo, deleitándome con el papel más inusual para mí”.
El alcohol le jugó una mala pasada a Westerhout en la velada que compartió con miembros de la prensa, en la que terminó por revelar secretos de Trump y sus hijos. “Tiffany es una mujer joven que intenta encontrar su camino”. A lo que añadió que estaba acomplejada por su peso y que no quería ser fotografiada junto a su hermana Ivanka. Además, contó que Donald Trump no prestaba atención a su hija menor, así como que no le gustaba aparecer en fotografías con ella por su ‘sobrepeso’. Y de Barron, recuerda haber dicho, en parte: “Barron es un chico típico de trece años”.
En el libro también escribe sobre querer repartir la culpa de manera más equitativa – en su opinión – a los reporteros que, según ella, deben haber violado el acuerdo extraoficial de una manera indirecta, puesto que la historia fue cubierta por primera vez por Politico y The New York Times, ninguno de los cuales tenía personal en esa cena.