El nombre de Ghislaine Maxwell ocupa espacios en los medios de comunicación del mundo. Desde muy joven ocupó espacios en las secciones de la socialité a ambos lados del Atlántico hasta hace un año, tras el arresto de su ex pareja, el multimillonario Jeffrey Epstein, acusado por tráfico de menores en el mundo de élite.
Tras el suicidio de Epstein – a un mes de su detención – en agosto de 2019, la presión pública ha aumentado para detener a quienes podrían haberlo ayudado, incluyendo a Maxwell, que señalada como la gran alcahueta de sus fechorías sexuales, pasó a ser el centro de atención del caso tanto para los investigadores y medios como para los famosos que Epstein y ella invitaban a sus celebraciones con menores.
4Inicialmente mantuvieron un noviazgo estable que culminó en la década de los 90 para luego tener una íntima y cómplice amistad
La prensa británica no encuentra cómo calificar la relación de Maxwell, de 58 años de edad, con Epstein. ¿Novia, amiga, socia, cómplice, madame, celestina, gestora de sus mansiones, encubridora? Lo cierto es que, de cierta forma, ella le manejaba la vida. Los empleados de sus mansiones en Nueva York, Londres, Palm Beach y Nuevo México dicen que ella las ‘gerenciaba’, lidiaba con las cuentas y supervisaba al personal.
Pero también, como es educada y refinada, sabía moverse como pez en el agua a la hora de atender a los invitados que Epstein quería frecuentar. Mientras que a Epstein, que había crecido en Coney Island y no había terminado la universidad, la sociable Maxwell le proporcionó acceso a los senderos de la alta sociedad.