El caso de la la ganadora de la octava edición del concurso de Masterchef, Ana Iglesias, ha sido original y ha tenido si cabe algo más de mérito que otras ediciones. Ya no solo por razones del buen hacer en la cocina y que los platos resulten atractivos y suculentos, sino por otros motivos, que también suponen un plus de meritocracia y, por qué no, valentía. Eso mismo es lo que ha demostrado esta empresaria y amante de la cocina que, sin perder su amplia sonrisa y sin pretenderlo, ha conseguido el premio de uno de los programas más vistos y populares de la televisión.
Por un lado, Ana Iglesias, que antes de entrar en Masterchef se dedicaba a la alta joyería, y ha sabido fusionar ambas pasiones, cuyos platos ya desde el principio apuntaron maneras a pesar de que apenas ella misma se diera cuenta. Poco a poco su positividad le llevó a mejorar hasta alzarse con el premio en plena pandemia del covid-19 y con rivales con garra y, ciertamente, polémicos entre las cocinas de esta edición de ‘Masterchef’.
2Premio a la perseverancia de Ana Iglesias
Al final, lleva una gran parte de razón aquello de quien la sigue, la consigue. Y, aunque el éxito es algo bastante relativo, lo cierto es que esta madrileña ha conseguido su sueño de alzarse con un premio en metálico de 100.000 euros, y un libro que se publicará con sus recetas, a aprte de realizar algunos cursos de cocina de prestigio como el del Basque Culinary Center. Las palabras de Ana Igesias, según se alzó con el premio el día de la final fueron: «Entré con un sueño y la realidad es que soy la ganadora de ‘Masterchef 8’, quien la sigue la consigue«, dijo. Y llevó razón.