Los reyes Felipe VI y Letizia están inmersos en una etapa de gran actividad, su gira por las Comunidades Autónomas es un recorrido sin precedentes, en el que los monarcas tratan de agradecer a la población el gran esfuerzo hecho durante el periodo de confinamiento por la pandemia, pero también de impulsar el turismo y de interesarse por los efectos económicos que toda esta situación está trayendo.
Lo cierto es que la gente, en general, agradece ver a los Reyes paseando por sus calles, pues supone un modo de recibir una atención mediática extra. Por el medio, el escándalo protagonizado por el rey emérito Juan Carlos I y la investigación de la fiscalía suiza por un supuesto blanqueo de dinero está dañando bastante la imagen de la Casa Real.
1La imagen de Letizia siempre puesta en entredicho
Lo cierto es que la imagen de Letizia siempre está colocada en una situación delicada. Si hay una persona de la familia real que despierta simpatías entre el pueblo suele ser la reina Sofía y ya se sabe que las comparaciones suelen ser horribles. Letizia desde el primer momento ha partido con el marcador en contra. El hecho de no pertenecer a una familia real ni a un linaje de nobleza ha supuesto que se la pusiera desde el principio en el ojo de mira, más sabiendo que ya era una mujer divorciada. Si el hecho de no haber sido educada para ser reina como su marido puede suponer un hándicap, también es cierto que le da una mirada externa que puede ayudar mucho a mejorar la imagen de la monarquía.
Pero es que además, desde el primer momento Letizia dejó claro que es una mujer de carácter y que ella también tiene una opinión y un papel que jugar. La primera conversación del por entonces príncipe Felipe y su recién anunciada prometida lo dejó bien claro, cuando ella le dijo el famosos “déjame hablar”.