A estas alturas de la película todo el mundo sabe que Masterchef 8 ha estado protagonizado por la polémica mucho más que por asuntos gastronómicos. Saray Carrillo ha sido el azote de una edición en la que el talent culinario de TVE ha pasado de ser un pograma blanco y familiar a ser un reality más donde importan más los insultos que el trabajo en equipo. ¿Qué es lo que ha pasado?
5Sed de exposición mediática
Saray ha afirmado recientemente que le encantaría ir a Supervivientes. En realidad, ha dejado claro que su objetivo es ir a algún reality que quizás era su objetivo inicial antes de participar en Masterchef 8. Parece que su forma de actuar, sus polémicas y sus malas formas han ido siempre encaminadas a «conseguir» esa ansiada plaza en programas de otro perfil. De eso es culpable. Pero debe repartirse la culpa con la productora, que buscando ir un paso más allá con los concursantes no supieron medir los riesgos que corrían al meter en sus cocinas a una concursante tan polémica capaz de dejar a la vista todos los secretos de sus rodajes como que los jueces hablan siguiendo lo que les dicen por el pinganillo. También es probable que haya filtrado el nombre del ganador. De ser así, tendrá que hacer frente a una multa de 100.000 euros.