En las últimas semanas millones de personas han visto sus planes truncados.
El coronavirus, que parecía algo lejano cuando comenzó a propagarse en China, es ahora una pandemia que afecta a todo el mundo, con miles de fallecidos y cientos de miles de contagiados.
Pero el COVID-19 no solo ha causado un enorme impacto social y económico, sino que también ha truncado los planes de miles de personas que habían decidido unirse en matrimonio, obligándolos a aplazar el sí quiero para otro momento más oportuno.
Y pese a que la temporada alta de bodas, bautizos y comuniones es, sin duda, es el verano, lo cierto es cada vez son más los que se decantan por celebrar sus ceremonias en primavera.
Sin embargo, los expertos creen que lo que ha ocurrido servirá para que muchos de los que estaban retrasando sus enlaces reciban el empujón que les faltaba para tomar la decisión de unir sus vidas para siempre. Y es que, no pocos se han visto en la obligación de permanecer alejados de sus parejas durante las largas semanas de confinamiento, bien por obligación, bien por protección. Amar, en ocasiones, requiere de grandes sacrificios.
“El sector nupcial ha sufrido especialmente durante la emergencia sanitaria, son muchas las citas que hemos tenido que cancelar, y muchas las novias e invitadas que no saben si llegarán a tiempo. Sin embargo, somos optimistas y creemos que cuando pase todo habrá un incremento de celebraciones, motivado por la situación que nos ha tocado vivir” comenta Sara Blanco.
Y es que, como bien sabe todo el mundo, organizar una boda o cualquier otro evento o ceremonia no es sencillo, y el éxito radica en ir atando pequeños cabos que van desde el diseño de las invitaciones hasta la elección del vestuario pasando por las flores, el lugar del convite, el menú, y un suma y sigue que dependerá en gran medida de lo exigentes que sean los cónyuges.
Pero, claro, “si algo hay que preocupe a la novia es su vestido. Y es que, como todo el mundo sabe y, por muy perfecta que sea la novia, los vestidos siempre requieren de pequeños arreglos para adaptarlos al maniquí que lo portará, por lo que se precisa, al menos, un poco de tiempo para realizar esta tarea. Algo que no será un problema para nosotros y, por supuesto, mucho menos para nuestras novias y sus invitadas”.
La previsión es en muchos casos la mejor solución para solventar los problemas.