Corría febrero de 2007 y Letizia Ortiz estaba embarazada de su segunda hija. Una llamada telefónica cambiaría para siempre su vida. Su hermana Érika había decidido quitarse la vida, dejando huérfana a su hija Carla y viudo al que, hasta el momento, había sido su compañero de vida Antonio Vigo.
7Carta de una madre a su hija
> Érika era una mujer dotada de una gran sensibilidad y seguro que no ignoraba que el suicidio de un padre o una madre es una pesada carga para un hijo. En algunos casos, algo que se arrastra hasta el final. Un gran interrogante cargado de culpa y desazón. Por tanto, seguro que una de las cinco misivas fueron para Carla.
Conociendo la devoción que Érika sentía por su hija, seguro que en esa carta le dijo que ella no era culpable de nada y que jamás cargara con ese peso a la espalda. En este sentido, Antonio Vigo ha hecho un trabajo magnífico con Carla consiguiendo que se desarrolle con total normalidad. La suya es la vida de cualquiera de sus coetáneas. Un bravo por este hombre a quien el destino atizó duro y supo sobreponerse.
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