Si en algo coinciden quienes conocen a doña Sofía es en esa forma de tratar tan entrañable que atrapa. La reina hace que cada persona se sienta especial. Su vida privada ha estado bañada en lágrimas. Pocos momentos felices ha tenido desde que se casara con don Juan Carlos. Una historia que no se tejió a la luz del amor, sino del interés. El entonces príncipe tenía que cumplir con su obligación. Así se lo recordó su padre cuando llegó el momento. Don Juan Carlos no dudó en seguir los cánones de la monarquía: casarse con quien debiera, no con quien quisiera. Una historia constante en las casas reales, la de mujeres que fueron conquistadas con palabras de amor y condenadas a la infelicidad.
2Don Juan Carlos y el amor
> Mucho se ha escrito sobre si don Juan Carlos se casó por amor. Así respondió el aludido a Pilar Urbano sobre si enamoró apasionadamente de la princesa griega: “¡Hombre…. Mujer! ¿Apasionadamente? Yo no soy un hombre que se enamore apasionadamente, perdidamente. (El rey hace una imitación burlona de un romeo de ojos en blanco y ohohoh) Aparte de que, entre ella y yo, hablábamos en inglés. En inglés, oye, y a mí el inglés no es precisamente lo que más me… Vamos, que no es un idioma que me inspire y apasione”.
Y con esto ha tenido que cargar doña Sofía desde que se casó en Grecia. Han sido años de dolor y lágrimas. Intentó romper cuando ya habían nacido sus tres hijos pero regresó. La reina Federica la convenció para que volviera junto a su marido. Sofía no podía más. Demasiadas mujeres en la vida del rey emérito. Su madre le recordó su obligación y también le hizo ver que su futuro sería desolador. Separada y sin dinero. Y lo que era peor, perdería la custodia de Elena, Cristina y Felipe. La misma recaía sobre don Juan Carlos. Así está escrito en todas las monarquías.
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