Llegó el día D y la hora H. Felipe VI ha estado atrincherado en Zarzuela mientras el país se desangra por el coronavirus. No le queda más remedio que salir y dar la cara. Este rey no puede echar mano del rédito. No lo tiene. Eso marca la diferencia con su padre. ¿Estamos ante el final de la monarquía en España? El país recibirá sus palabras en medio del ruido de cacerolas.
2Situación límite en Casa Real
Es cierto que Juan Carlos ha tenido muchos beneficios a lo largo de su reinado. Uno de los más importantes no se mide en dinero, sino en tranquilidad. El pacto no escrito por el que la prensa no metía las narices en cuestiones de intimidad. Esa no injerencia le permitió campar a sus anchas. Cuentan y no acaban sobre sus correrías en Palma. Lo explicó muy bien Jesús Cacho en El negocio de la libertad. Juan Carlos se escapaba de palacio por la noche para encontrarse con la dama del rumor. No quería guardaespaldas. Sin duda, una situación de grave peligro que no dudó en propiciar llevado por la pasión.
No cabe duda que el núcleo de asesores de Felipe VI es duro. Un auténtico búnker de ideas militares. Cuentan que Mariano Rajoy intentó disuadirle de que pronunciara aquel discurso sobre Catalunya. Felipe no escuchó. Conviene aquí recordar que cuando estalló la guerra civil, Juan de Borbón, su abuelo, quiso unirse al bando nacional. Le detuvieron al entrar en España. Franco le dijo que la situación pasaría y que los españoles preferirían un rey que no se hubiera significado con ninguno de los dos bandos.
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