Es la historia más comentada de la semana. La supuesta conversación que Rocío Carrasco había mantenido con su hija Rocío Flores ha revolucionado el mundo del corazón. Desde que el pasado jueves Lydia Lozano asegurara en Sálvame tener las pruebas de la charla entre madre e hija, los acontecimientos se han producido como si se tratase de uno de esos libros de Jacinto Benavente. Las protagonistas de la noticia negaban cualquier parecido con la realidad. Rocío Flores intervenía telefónicamente en el programa para desmentir que el hecho controvertido se hubiese producido. Por contra, Rocío Carrasco hablaba con Carlota Corredera para explicar que nada de lo contado por Lozano se correspondía con la realidad.
Nerviosa, pero convencida de que la fuente era solvente, Lydia sostenía que su información era cierta. De nada le sirvió que algunos de sus compañeros le invitaran a retractarse. Todo lo contrario. La rubia se reafirmaba en lo explicado y aseguraba que la verdad solo tenía un camino. Su compañera María Patiño ejerció, incluso, de notario repentino y otorgó veracidad al asunto.
Fue el pasado domingo cuando Aurelio Manzano verbalizó lo que muchos ya explicaban en privado. José María Franco, antaño chófer de Rocío Carrasco, podía estar detrás de uno de los escándalos más llamativos de los últimos años. Se especuló con un engaño, con suplantación de identidad incluido, y un interés en desmontar a la periodista. Lydia negó otra vez. Ni siquiera la rotundidad de Kiko Matamoros y Antonio Montero le sirvieron para reconocer la farsa: «Mi fuente no es ni José María Franco ni su hija», decía ante la presión de Gema López.
Destapamos la única verdad
Hasta hoy. Cotilleo.es ha conseguido quitar el nudo a la madeja. José María Franco da un paso al frente y, en conversación telefónica, reconoce ser la fuente de la periodista: «Ya lo quiero aclarar: soy yo la fuente de Lydia Lozano. Mi hija no tiene nada que ver con todo esto», declara. El polemista, que asegura haber sido la garganta profunda de la periodista durante años, explica cómo se desarrollaron los acontecimientos: «Un día me llamó mi hija y me dijo que estaba hablando con Rocío. Yo lo vi con mis ojos. Fue entonces cuando decidí contárselo a Lydia, a pesar de que la pobre Elsa no quería. Quedé con Lydia en el Carrefour de San Sebastián de los Reyes y le entregué la documentación que ella tiene».
Según su versión, Lydia confió plenamente en lo que allí se exponía. Y es que, tal y como él confiesa, en las conversaciones no solo se revelan aspectos como el que nos ocupa, sino otros mucho más importantes e incluso delictivos. Asuntos muy delicados de los que Cotilleo.es no quiere pronunciarse.
«La culpa de todo la tiene el primo de Fernando Alonso»
Harto de la presión, sobrepasado por lo sucedido y preocupado por lo que se le avecina, José María asegura que su hija «está muy mal, no quiere ni salir de casa. Tiene 28 años y no se ha inventado nada, todo lo que se ha contado es absolutamente cierto». Preguntado por los antecedentes incuestionables de la joven (fabuló una conversación con Fernando Alonso y anunció que la cantante Vanesa Martín le había robado la propiedad de una canción), advierte: «Todo se cuenta mal porque lo cierto es que todo es culpa del primo de Fernando Alonso. No entiendo que Estela Goñi ahora diga eso porque fue ella la que contrastó la información yéndose a Asturias», insiste. Sea como fuere, lo único cierto es que se ha destapado una gran mentira. ¿Por qué nadie frenó a tiempo?