La unión entre las dos concursantes pasa por su peor momento tras las dudas de Estela y la desconfianza de Adara. ¿Será este el final del binomio dentro de la casa?
El tándem Adara–Estela sorprendió a muchos en las primeras semanas de concurso. Pese a que ambas tienen una fuerte personalidad, entre ellas se fraguó una amistad que parecía ser un valor seguro hasta el final del programa. Tras la salida de Hugo Castejón, Adara encontró en Estela el apoyo que necesitaba y, más tarde, con la expulsión de Kiko Jiménez, fue Estela la que se refugió en la ex azafata para volver a integrarse en la convivencia.
La primera piedra en el camino aparecía con una bronca entre Adara y El Cejas. La ex de Pol Badía le gastaba una pequeña broma al concursante y le escondía uno de sus alimentos favoritos, los pepinillos. Tras las risas y el cachondeo por la broma, llegaba la revancha de El Cejas. Mientras Adara se preparaba para irse a dormir, el primerizo concursante de realities, Diego -su verdadero nombre- aprovechaba para esconderle su antifaz, accesorio del que Adara no se desprende durante la noche.
«Soy yo sola la que abraza. Ella a mí no»
La madrileña se mostraba molesta con la broma y pedía a Diego que le devolviera su antifaz. Entre tanto, el resto de los concursantes observaba la situación de manera divertida. En la sucesiva gala, Adara veía las imágenes del momento mientras aparecían las risas de Estela de manera paralela. La ex azafata afirmaba que le hubiera gustado recibir el apoyo de la modelo mientras todos «se reían de ella». La mujer de Diego Matamoros, por su parte, se defendía explicando que no veía ninguna intención de burla en el escondite de su antifaz.
Ahora, en contraste, es Estela Grande la que se muestra desconfiada ante el papel de Adara en la casa. En una de sus conversaciones con el que parece haberse convertido en su nuevo apoyo en el concurso, Gianmarco, la modelo le confesaba sentirse poco querida por Adara. En la charla con el italiano se planteaba que tal vez había depositado demasiada confianza en ella, reflexionando incluso sobre pequeños detalles del día a día entre ambas: «Yo nuestra amistad la tengo como muy alta, pero ella no la tiene tan alta. Lo noto cuando le doy abrazos. Soy yo sola la que abraza. Ella a mí no».