Gran Hermano VIP ha comenzado por la puerta grande. La audiencia no engañan y está claro que en eso, mucho tiene que ver Mila Ximénez. ¿Qué hizo la colaboradora de Sálvame para convertirse en trending toppic? La respuesta es que nada bueno. En milésimas de segundo, se ganó a miles de haters por su pésima actitud al entrar en Guadalix. ¿Hay favoritismo?
Se convirtió en la primera confirmada de la séptima edición de Gran Hermano VIP y desde ese momento, supimos que Mila Ximénez no entraba en la casa a cambio de nada. Pero, ¿dónde se pensaba que iba la colaboradora? A un resort está claro que no. Muchos de los seguidores del programa se enfurecieron en el estreno del reality al ver que la tertuliana entraba en la casa con algunas ventajas con respecto al resto de concursantes. El sexo, la depresión y su economía fueron algunos de los temas que, en cuestión de segundos, habló con Jorge Javier Vázquez durante su entrada. Bueno, una entrada que fue objeto de críticas en Twitter.
Pero desafortunadamente se le complicó la noche a Mila. Junto a El Cejas, el programa le puso un mini-hándicap que no fue capaz de llevar a cabo: tenían que entrar por la gatera del confesionario. Como era de esperar, la colaboradora se negó rotundamente a entrar y claro, Twitter se le echó encima. «No me da la gana entrar por la gatera», exclamó. La tertuliana terminó entrando a la casa de pie, con sus zapatos y su vestido recién estrenados y sin despeinarse. Pero la historia no termina aquí. El enfado de los twitteros fue a más cuando vieron cómo Noemí Salazar, una de las concursantes que más juego dará en el programa, tuvo que romperse el vestido, magullarse las rodillas y pringarse de un líquido un tanto sospechoso, para entrar a concursar.
Mila Ximénez quiere abandonar
Ni 24 horas le ha durado la alegría a Mila Ximénez. Si es así que alguna vez ha expresado tenerla. «Esto es una mierda… ya entro cabreada y una mierda de concurso», exclamó mientras tiraba los zapatos. Mila, ajena a todo el jaleo montad fuera de la casa, siguió con su papel de «estrella del programa». Sentada en el sofá, con su morro torcido y su enfado con Jorge Javier, deseaba su marcha con todas sus fuerzas. Al menos la tertualiana tendrá que esperar una semana para ver de nuevo la luz del sol sin estar rodeada de cámaras. «¡Ay, Manolete! Si no sabes torear pa qué te metes», pensaron los miles de telespectadores.