Mucho se ha estado hablando del ‘cordón sanitario’ que desde Casa Real se le impuso a la doña Cristina de Borbón y a su familia por toda la polémica del Caso Nóos. La hermana de Felipe VI y sus hijos fueron apartados de todos los asuntos que tuvieran que ver con la Corona. Como suele ocurrir en estos casos de enfrentamientos familiares, los más pequeños terminan siendo los más perjudicados. Que se lo digan a Pablo Urdangarín, el hijo de de la infanta, que se ha enfrentado a uno de los momentos más importantes de su vida sin que nadie de su entorno estuviera ahí para apoyarlo. ¿Qué motivaciones les han llevado a abandonarlo? Te lo contamos todo a continuación.
El cordón sanitario de los reyes
> Desde que se destapó todo el escándalo del Caso Noós, Letizia y Felipe VI, los máximos representantes de la Corona, decidieron establecer un ‘cordón sanitario’ alrededor de doña Cristina. La infanta fue apartada de todos los asuntos relacionados con Casa Real y apenas se la podía ver en los actos y eventos oficiales. Ni siquiera se le permitió regresar cuando fue apartada del proceso y se retiró su imputación. Se trata de una estricta decisión que podría entenderse por parte de un jefe de Estado, pero no de un hermano.
Fuentes cercanas a Casa Real aseguran que Cristina sigue muy dolida y que todavía no ha perdonado a Felipe VI por despreciarla de ese modo. Además, Letizia y la exduquesa de Palma no se tragaban incluso antes del Caso Nóos, por lo que la tensión entre ellas ahora es todavía mayor. Todo apunta a que esa tirria se ha extendido también hacia los más pequeños de la familia. Pablo Urdangarín, uno de los hijos de la infanta, lo ha comprobado de primera mano. El joven, de solo dieciocho años, se ha enfrentado a uno de los momentos más importantes de su vida sin que ningún miembro de la Corona estuviera allí para apoyarlo. Todo un desplante que no ha pasado desapercibido.
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La familia real abandona a Pablo Urdangarín
> Llamó especialmente la atención que doña Cristina acudiera junto a tres de sus cuatro hijos a ver al rey Juan Carlos tras su operación cardíaca. ¿Dónde está Pablo?, se preguntaba todo el mundo. Al parecer, el joven estaba inmerso en los entrenamientos con el equipo de balonmano que acaba de fichar por él, el HBC Nantes de Francia. Urdangarín está dispuesto a seguir los pasos de su padre y le resultaba imposible regresar a España porque su rendimiento deportivo es lo primero. Su gran día llegó poco después y el nieto de los eméritos se estrenó como jugador oficial, aunque fue un momento bastante agridulce para él.
Para empezar, porque apenas pudo salir del banquillo. Siguiendo las órdenes de su entrenador, Pablo casi no pudo pisar el terreno de juego y tuvo que animar a sus compañeros fuera del campo. Además, ningún miembro de su familia acudió para apoyarlo en este momento tan importante para él. Ni sus abuelos, ni sus hermanos, ni sus primos, ni sus tíos. Pero choca especialmente que ni siquiera su madre, la infanta Cristina, haya querido acercarse hasta Francia para ver debutar a su hijo con el HBC Nantes. Uno de los sueños de su vida es dedicarse de forma profesional al balonmano, y ninguno de sus seres queridos a querido acompañarlo en este gran paso encaminado a lograr su meta.
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¿Por qué nadie ha ido a verlo?
> Aunque no hay ninguna explicación oficial de parte de Casa Real, algunos expertos ya están barajando varias hipótesis. Respecto a sus hermanos, se debe destacar que todos viven en Suiza y que allí ya han empezado las clases, por lo que les ha podido ser difícil sacar algo de tiempo para viajar hasta Francia y ver debutar a Pablo. No ocurre lo mismo con sus primos, que se encuentran en España y los centros escolares aún no han abierto sus puertas. Aquí es donde puede encajar la excusa que la Corona suele utilizar cada vez que quiere quitarse el muerto de encima: la agenda oficial.
Las vacaciones de los reyes han terminado y han de volver al trabajo. Felipe VI debe afrontar la convulsa situación política de nuestro país y Letizia tiene que permanecer a su lado por su papel de consorte. Por último, don Juan Carlos de Borbón todavía está convaleciente y es probable que doña Sofía no quiera quitarle ojo de encima para asegurarse de que todo va bien en cuanto a la salud del emérito. En cualquier caso, nos hemos quedado sin excusas para la infanta Cristina. Seguramente, fue la persona que Pablo más echó de menos durante su partido con el HBC Nantes. También a su padre, que cumple condena por su implicación en el Caso Nóos, aunque todo apunta a que podría salir de prisión más pronto que tarde.
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La inminente puesta en libertad de Urdangarín
> La puesta en libertad de Iñaki está más cerca de lo que parece, al menos de forma parcial. En diciembre de este mismo año, a Urdangarín se le podría conceder el segundo grado 100.2, que es “como un tercer grado light”, según apuntó Pilar Eyre en su columna de Lecturas. Así, el marido de la infanta podría pasar los días alejado de la institución penitenciaria que lo tiene preso, aunque tendría regresar a la noche para dormir. ¿Qué hará doña Cristina cuando llegue este momento?
Más complicada se volverá la situación en julio de 2021, cuando a Iñaki se le conceda el tercer grado y pueda campar a sus anchas por ahí, solo controlado por una pulsera telemática y obligado a regresar a la cárcel los fines de semana. ¿Volverá a vivir bajo el mismo techo que la infanta? ¿Serán capaces Letizia y Felipe VI de perdonarlo una vez que haya pagado su deuda con la sociedad? Aunque, quizás, la pregunta debería ser: ¿Será doña Cristina capaz de perdonarlos tras haber exigido su destierro? Solo el tiempo lo dirá.