Siempre se ha cuestionado mucho la forma de actuar de nuestra consorte. Latizia se comporta de manera muy estricta y transmite una sensación de lejanía que no gusta nada a los ciudadanos. En contraposición, otras realezas europeas se muestran mucho más cercanas a su pueblo y así se han ganado su confianza y afecto. La última acción de la reina de Bélgica ha dejado claro que nuestra Corona todavía tiene mucho que aprender de los otros países monárquicos del viejo continente. Ortiz ha vuelto a quedar en ridículo. ¿Por qué? Te lo contamos a continuación.
Letizia mira por encima del hombro
> Parece mentira que venga de cuna humilde. Desde que puso un pie en Zarzuela, a Letizia le invadieron los aires de grandeza y desde entonces mira por encima del hombro a todo el mundo. Seguramente no lo haga adrede, pero su forma de desenvolverse ante los medios transmite una sensación de lejanía y frialdad que no casa con el deseo de Casa Real de ganarse el afecto de sus ciudadanos. La consorte se empeña en vivir varios niveles por encima del resto de la población, una costumbre medieval que ya se ha erradicado de otras monarquías europeas.
Apenas se dirige a la prensa y se empeña en mantener una privacidad que le fue arrebatada cuando aceptó casarse con Felipe VI. Especialmente protectora se muestra con sus hijas, Leonor y Sofía, a las que está arrebatando la posibilidad de llevar una infancia medianamente normal. Si por Letizia fuera, la infanta y la princesa vivirían en una burbuja de plástico para alejaralas de cualquier peligro. Este afán por mantener a las niñas a salvo la ha llevado a hacer el ridículo frente a otras monarquías europeas. Las comparaciones son odiosas, lo sabemos, pero no cabe duda de que su comportamiento estirado contrasta mucho con el de otras soberanas del viejo continente.
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Letizia hace el ridículo
> La consorte ha vuelto a quedar mal frente a otras monarquías por culpa del celo que siente hacia sus hijas. Aunque los escolares en nuestro país todavía pueden disfrutar de unos cuantos días de descanso, en el resto de Europa las clases comienzan nada más terminar el mes de agosto. Así, el príncipe Emmanuel de Bélgica ha acudido al colegio por primera vez este curso y su madre, la reina Matilde, lo ha acompañado. Contrasta mucho la imagen de los royals belgas con la que vemos en España cada año. Mientras que la consorte vecina ha ido a la escuela con su hijo a pie y con un solo guardaespaldas, Letizia monta un lío tremendo siempre que lleva a clase a Leonor y Sofía.
La última vez que las acompañó en su primer día tuvo lugar en 2018. Muy alejada de la imagen de sencillez que transmitió la reina de Bélgica, Letizia y sus hijas llegaron al colegio en un coche blindado y rodeadas de varios guardaespaldas. Ni siquiera se pararon para hablar con la prensa que hizo guardia durante toda la mañana y los paparazi no pudieron conseguir ni una sola fotografía de la familia real posando frente a las puertas de la escuela. Una muestra más de la sobreprotección que Ortiz ejerce sobre la princesa y la infanta, que le está costando su propia imagen.
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La sobreprotección de Letizia con Sofía y Leonor
> Desde que aterrizó en Zarzuela, Letizia ha estado imponiendo estrictas normas y rutinas que todo el mundo debe seguir a rajatabla, sobretodo en lo que respecta a la educación de sus hijas. La consorte tiene fama de ser muy inflexible y no permite que nadie meta la cabeza en cualquier asunto que tenga que ver con Leonor o Sofía. Nuestra soberana no entiende que sus herederas tienen una serie de obligaciones que cumplir para con la corona del país que representan, de la misma forma que también gozan de varios privilegios. Ortiz se empeña en proteger la intimidad de las niñas, aunque tenga que alejarlas de su familia para conseguirlo.
Así, Letizia ha prohibido a sus hijas participar en numerosas actividades que ya eran tradición dentro de la familia real, como los cursos de vela que sí realizaron todos sus primos. Ni siquiera el rey Felipe VI está de acuerdo con esta sobreprotección, pero Ortiz es tan implacable que todo lo que dice tiene que ser acatado sin rechistar. Sin embargo, lejos de hacerles un favor, la consorte está criando a dos mosntruitos y Leonor y Sofía presentan graves problemas de educación por culpa de haber vivido toda su vida en una burbuja. Especialmente la princesa de Asturias, que parece tener tela marinera. Sigue leyendo para conocer más detalles sobre este deleznable comportamiento.
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El mal comportamiento de Leonor
> Lo cierto es que la imagen que se nos ha querido vender de Leonor no se corresponde con la realidad. De ella aseguran que es cercana y que se relaciona con sus compañeros de colegio sin problemas. Vamos, que es una más. Sin embargo, esto no cuadra con lo explicado por Jaime Peñafiel, depositario de una confidencia procedente del ámbito más cercano a la heredera.
A Leonor le hizo mucha ilusión que su padre le concediera el Toisón de Oro. Una ceremonia donde la heredera encandiló por su dulzura y naturalidad. Sin embargo, una vez se apagan las luces y baja el telón, Leonor es otra. Cuando llegó al colegio, lo primero que hizo fue decir a sus amigas: “A partir de ahora tenéis que hacerme la reverencia”. Para muchos, la culpable de esta irrealidad que vive la heredera es su madre. Hay quien tiene la teoría de que la reina se dedica a remarcar a Leonor su superioridad y la anima a que la ejerza.