Cuando el cantante y el escultor terminaron su relación después de más de 20 años juntos, parecía imposible que pudieran volver a dirigirse la palabra en un futuro cercano. Sin embargo, Lucía Bosé ha conseguido que limen asperezas por el bien de sus cuatro hijos.
Un divorcio nunca es fácil de llevar, y menos con hijos pequeños por delante. Que se lo digan a Miguel Bosé y Nacho Palau, que casi acaban en los tribunales para llegar a un acuerdo sobre la custodia de sus cuatro pequeños. Hace ya unos cuantos meses desde que la pareja puso fin a su relación tras un periodo nefasto en el que la convivencia se hizo insufrible, pero lo peor estaba por llegar.
La preocupación por el devenir de sus hijos provocó que Bosé y Palau sacaran sus garras para defender lo que cada uno creía mejor para sus herederos. Mientras que el segundo consideraba que lo bueno sería seguir criándolos juntos, el cantante entendía que debían separarlos en función de la sangre que corriera por sus venas. Él se quería quedar con sus hijos biológicos. Los cuatro pequeños son fruto de un acuerdo de vientre de alquiler, siendo Tadeo y Diego los hijos naturales de Bosé; y Telmo e Ivo de Palau.
Lucía Bosé, la perfecta mediadora
Parecía que esta guerra no iba a terminar nunca y que los más perjudicaros terminarían siendo los niños. Por fortuna, la matriarca del clan Bosé llegó para poner un poco de cordura. Gracias a ella se ha producido una especie de acercamiento entre su hijo y Palau. La actriz, que seguía teniendo buena relación con el valenciano -algo que al cantante nunca le hizo gracia-, se empeñó en que sus cuatro nietos tenían que reencontrarse. Dicho y hecho.
Así, los niños que llevaban un año entero sin verse, se han reunido durante parte de las vacaciones, aunque se desconoce el lugar en el que se ha producido este encuentro. Parece que Bosé y Palau han acercado posturas por el bien de sus hijos, aunque todavía tienen muchas discrepancias que resolver si no quieren terminar viéndose en un juzgado.