A menudo la vemos opinando junto al resto de colaboradores de Sálvame sobre la obra y milagros de muchos de los integrantes de la fauna televisiva de nuestro país, pero cuando toca poner el foco sobre la vida privada de Mila Ximénez, todo se vuelve más hermético. Es por ello que en ocasiones olvidamos algunos de los capítulos de su vida, como aquel que recoge su historia de amor con un hombre de habilidades circenses.
En la trayectoria sentimental de Mila Ximénez ha habido de todo: historias con más y menos recorrido; con hombres más y menos conocidos. Pero una de las más llamativas (y exóticas) fue la que vivió en 2001 con Alberto Murroni, el famoso lanzador de cuchillos al que en la década de los noventa podíamos ver en programa como El Juego de la Oca. Una especie de Sansón descamisado que le tiraba cuchillos, con la respiración contenida de media España, al contorno de su mujer, Vesna.
A él y a Mila les pillaron los paparazzi un buen día dándose el lote, pero por lo que parece la cosa no pasó a mayores. “Es verdad que hemos tenido un tiempo, pero nada más”, reconocía Mila en octubre de 2001 en Día a Día. Y en verdad este fue un rollete de verano, ya que en la vida de Mila Ximénez de Cisneros ha habido otros hombres que han dejado más huella.
Otros amores en la vida de Mila Ximénez
Además de con Alberto Murroni, Mila ha estado relacionada sentimentalmente con otros muchos señores. El más famoso de todos es el tenista Manolo Santana, padre de su hija Alba, con el que se casó en 1983. De él se divorció tres años más tarde, pero no fue su relación más importante. Según ha comentado en alguna entrevista, a Santana le admiraba mucho, pero puede que el hombre del que más se enamoró en su día fue de Roberto, un médico que le sacaba casi veinte años (ella tenía 18 años y el treinta y tantos…). A finales de los ochenta, Mila Ximénez ocupaba espacios en las revistas del corazón de la época gracias a sus romances con los actores José Sacristán o Pepe Sancho. Y también se habló de Julián Lago.
En los noventa, Antonio Arribas hizo que Mila probara las noches de excesos y pasión, aunque como ella misma ha reconocido después, a aquello no se le pudo llamar amor. Todo lo contrario a lo que vivió con Rafael Aguilera, un empresario marroquí, del que sí estuvo muy enamorada. Y ya en los dosmiles se dejó querer por Mario, un yogurín canario veinte años menor que ella (casualidades de la vida también se apellidaba Santana). Otros apartes merecen Jesús Quintero o Emilio Rodríguez Menéndez…
¿Por qué no cuajan las relaciones amorosas de Mila Ximénez?
Viendo cómo es el carácter de Mila Ximénez en asuntos del día a día, es de suponer que aplica la misma intensidad a sus relaciones sentimentales. Pero, ¿es ésa suficiente excusa para que no acaben de cuajar todas sus relaciones? Ella misma ha hablado del tema en diferentes entrevistas. «No tengo novio y no porque no pueda” decía hace un año en una entrevista en Lecturas. “Me he hecho egoísta. Cuando las cosas me van bien en una relación intento triturar para que se alejen. He sufrido mucho. No echo nada de menos de estar en pareja, ni el sexo. Si quiero sexo siempre puedo contratar a alguien, si hay que pagar, se paga”, añadía. Unos años antes, en julio de 2014 en Sálvame, hacía las siguientes declaraciones sobre la fidelidad: “Yo he sido muy amada, pero no he tenido el concepto de fidelidad. A mí no me interesa una pareja para toda la vida. Para mí la vida es otra cosa. Entiendo que una pareja tiene que ser muy generosa contigo para dejarte espacio”.
Y eso es todo, que no es poco. Por cierto, Alberto Murroni tras el capítulo de los cuchillos abrió varias pizzerías en Madrid. ¿Iría Mila a probar la carta?