Doña Letizia y don Felipe vivieron un gravísimo desencuentro allá por 2003. En agosto de aquel año quedó claro que la pareja hacía aguas. Mientras que el rey estaba por la reconciliación, la reina no. Había tomado una decisión y estaba dispuesta a cumplirla. Se produjo un choque de trenes y eso hizo que hasta los más discretos que frecuentan a la pareja hablaran. No se podía disimular por más tiempo la realidad. ¿Qué llevó a Letizia a desechar la idea del divorcio? Te lo contamos todo a continuación.
Ay, majestad, ese carácter
> Uno de los grandes problemas de doña Letizia es que no se ha hecho a la monarquía. Una parte de ella cree que todavía puede seguir haciendo aquellas actividades de ocio de las que disfrutaba cuando era periodista. Llegó un punto en que la reina daba más importancia a la parte privada que a la institucional. Curiosamente, fue un diario de corte monárquico, el ABC, quien se atrevió a coger el toro por los cuernos. Un artículo firmado por Almudena Martínez-Fornés que levantó un tsunami en Zarzuela.
La periodista puso el ojo en unos movimientos de la pareja que hacían pensar: “Recién llegado de Paraguay, el Príncipe de Asturias ha reanudado este fin de semana sus vacaciones tras un paréntesis de cuatro días y en medio de fuertes rumores de crisis matrimonial. Estos rumores empezaron antes del verano, alimentados por unas cuantas salidas privadas de doña Letizia en solitario con sus amigos y alguna que otra del Príncipe, como cuando acudió solo al cumpleaños de su primo, Beltrán Gómez-Acebo”. Sin embargo, lo peor estaba por llegar.
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Mallorca, una carcel para Letizia
> Aunque se comentó que no eran ciertas las desavenencias del matrimonio, un movimiento de doña Letiza dejó al descubierto que la pareja atravesaba una profunda crisis. Ella abandonó Palma tres días antes de lo previsto, dejando allí a don Felipe, Leonor y Sofía. Letizia, que en cuestiones de Marivent no cede, se enfadó cuando don Juan Carlos pidió a su hijo que alargara su estancia en la isla. La reina tuvo uno de sus arrebatos y dio la espantá. Regresó sola a Madrid.
La situación era llamativa, pero don Felipe, acostumbrado a guardar las formas en público, capeó la tormenta con maestría. Según confesaron a Almudena Martínez-Fornés personas muy cercanas a la corte mallorquina: “El príncipe lo está pasando mal”. El problema radicaba en la forma peculiar de entender la monarquía que tiene doña Letizia: “La razón no sería el desafecto, pues aseguran que «sigue enamorado», sino el difícil encaje de su esposa en la Institución. Nueve años después de la boda, doña Letizia sigue marcando un espacio propio fuera de la familia, continuación de su vida anterior, que en ocasiones choca con su actual condición. Además, se muestra impermeable a consejos y sugerencias”.
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El verano en que la imagen de Letizia perdió enteros
> Aunque Letizia Ortiz eligió libremente formar parte de la familia real, nada más ceñirse el título de princesa empezó a rebelarse. Fue llamativo que a su primogénita no le impusieran el nombre de Sofía. A las infantas Elena y Cristina les hubiera gustado para sus hijas. Sin embargo, estaban convencidas de que su hermano se lo pondría a su primera hija. Parece que la negativa llegó por parte de Letizia. Así las cosas, cuando nació su segunda hija, no le quedó más remedio que ponérselo.
Tal como señalaron en ABC, “Ese empeño en distinguir entre su faceta pública y la privada, así como la creencia extendida de que es «una princesa de ocho a tres», han motivado numerosas críticas en un país en el que la Familia Real ha ejercido como tal las 24 horas de los 365 días del año”. Sin embargo, la princesa luchaba con uñas y dientes para proteger su espacio. Lo exigía manifestando que tenía derecho como cualquier hijo de vecino. El problema es que ella no es como los demás. El cargo tiene servidumbres pero también muchas ventajas. Lo de las vacaciones privadas es algo que ha levantado un muro de incomprensión hacia la reina en ciertos sectores sociales. Y es ahí donde aparece uno de sus grandes fantasmas, doña Sofía. Surgen las comparaciones y la reina se pone de los nervios.
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El motivo que frenó los planes de divorcio de Letizia
> Como decíamos, Letizia estaba decidida a seguir rumbo diferente al de don Felipe. Cambió de parecer cuando le recordaron las capitulaciones matrimoniales que firmó antes de casarse. Era libre de separarse pero Leonor y Sofía no irían con ella. Las niñas quedaban bajo la custodia del rey. En aquel entonces, don Juan Carlos. La princesa se arrepintió de no haber escuchado a su primo, David Rocasolano, cuando le aconsejó que no firmara aquel documento donde se establecía con quién vivirían las niñas en caso de ruptura. Si hay algo que ha cambiado la vida de Letizia es la maternidad. No puede pasar sin estar con Leonor y Sofía. Por tanto, vivir separada de ellas era algo que no podía concebir.
Así las cosas, doña Letizia lloró porque se vio condenada a pasar su existencia en un palacio donde nunca se ha sentido querida ni respetada. Y no solo por algunos miembros de su familia política, también por ciertos funcionarios que la han hecho de menos. Curiosamente, tras el rifirrafe entre reinas saltó la noticia de que la separación de los reyes era inminente. No sería extraño que los hombrecillos grises de palacio echaran a rodar la información para que la reina supiera que debía comportarse como tal. El protocolo está establecido y ciertos espectáculos son imperdonables.