Hace quince años, don Felipe y doña Letizia se casaron. El enlace despertó gran expectación, sobre todo, por la novia. Periodista y divorciada, la elección del príncipe provocó un cisma en Zarzuela. A don Juan Carlos y a doña Sofía no les quedó más remedio que tragar ante la amenaza de su hijo de renunciar al trono. Mucho ha llovido desde entonces. Es la historia de un cuento de hadas que acabó en tragedia.
Novia a la fuga
> La primera persona que supo la realidad de Letizia Ortiz fue don Juan Carlos. Le llegaron informes sobre la periodista con quien su hijo estaba saliendo. Lo que leyó no le gustó. Periodista, divorciada y con un hecho a sus espaldas que le hizo sospechar que era más cerebral que sentimental. A don Juan Carlos no le quedó más remedio que tragar dado que su hijo, que ya había renunciado en varias ocasiones al amor por la corona, amenazó con renunciar al trono.
Los preparativos para la boda fueron complicados. De hecho, doña Letizia amenazó con no casarse. Todo empezó con una discusión entre los novios en el avión que les llevó de Madrid a Barcelona. Al llegar al taller de Pertegaz, la periodista estalló. Entró en una crisis de ansiedad y no hubo forma de que se calmara. Se decidió el traslado al Palacete Albéniz. Pero la cosa no acabó aquí.
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La gran discusión entre Felipe y Letizia
> Al príncipe le avisaron de la crisis que sufría su novia y se presentó en el Palacete Albéniz para arreglar la situación. Mientras doña Sofía se probaba su vestido y Pertegaz ponía aguja aquí, aguja allá, don Felipe y Letizia discutían a voz en grito. Se escuchó decir a la periodista que daba marcha atrás, que no se casaba y que anularan la boda. Al final, don Felipe consiguió calmarla y las aguas volvieron a su cauce.
La cita que estaba prevista por la mañana en el atelier del modisto se celebró a las ocho de la noche. Letizia se probó el traje y, posteriormente, puso rumbo a Madrid en compañía de doña Sofía, Paloma Rocasolano y don Felipe. Del asunto no volvió a hablarse y los preparativos para la boda real siguieron su curso. Letizia Ortiz se recompuso y prosiguió con su preparación para el papel que le estaba reservado como miembro de la familia real.
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Un cuento de hadas que acabó en tragedia
> Los más afectados por la boda de Felipe y Letizia fueron los familiares de la novia. De ser unos completos desconocidos, pasaron a convertirse en objeto de interés mediático. Nada más anunciarse el enlace, Menchú Álvarez del Valle y su marido recibieron amenazas de muerte bajo la modalidad de anónimos en su domicilio. También se vio afectada por la situación Henar Ortiz que, en aquellos días, dirigía una tienda de decoración que se convirtió en punto de encuentro de medios y curiosos.
El asunto es bastante serio, así lo ha expresado Henar a Vanity Fair al ser preguntada sobre cómo recuerda el enlace real: “Lo viví desde una ingenuidad absoluta. Para mí era la boda de mi sobrina, aunque en realidad fuese una boda de Estado. Luego supuso una seria alteración en nuestras vidas. Hubo demasiados y doloroso daños colaterales”.
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La gran tragedia familiar de Letizia
> Los daños colaterales a que se refiere Henar Ortiz tienen nombre de mujer: Érika Ortiz. La hermana pequeña de la reina llevaba mal el interés de los medios. Según publicó su primo, David Rocasolano, en Adiós princesa, cada vez que aparecía una foto de ella en prensa, Letizia la telefoneaba para decirle que fuera más cuidadosa y extremara las precauciones para no ser captada. Según David, lo mismo ocurría en relación a Telma. Sin embargo, ella plantaba cara lejos de quedarse callada como Érika.
El cuerpo sin vida de la hermana pequeña de la reina se encontró en su domicilio. Se decretó secreto de sumario y poco o nada se ha sabido sobre el suceso. Se filtró que había dejado unas cartas escritas de despedida. Érika Ortiz Rocasolano sigue viva en la memoria de su hija, Carla Vigo, que suele homenajearla en redes sociales en fechas especiales.
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