Ni en sueños imaginó Letizia que su andadura como reina consorte iba a ser tan dura. Un camino plagado de espinas y con ausencia de rosas. A la esposa de don Felipe se le acumulan los problemas. Don Juan Carlos, doña Sofía y las infantas Elena y Cristina ya han manifestado que la prefieren bien lejos. Y para rematar, uno de los suyos la desafía con un gesto que denota falta de respeto. ¿Qué ha pasado? Te lo contamos todo a continuación.
Los problemas crecen para Letizia
> La reina está en la encrucijada. Su imagen pesa como una losa en los resultados de las encuestas sobre los índices de popularidad de la familia real. Si bien en los primeros tiempos de su llegada a Zarzuela cotizaba al alza, los años han hecho que descienda posiciones. Gran parte de la culpa está en su forma de ejercer. Prioriza lo privado sobre lo institucional y eso está pasando factura. Así lo aseguran algunos expertos consultados por Cotilleo. En 2013, recibió un toque de atención por esta cuestión. El asunto fue tan serio que casi acaba en divorcio real.
Lo cierto es que Letizia está cumpliendo con lo que vaticinó don Juan Carlos: “Va a cargarse la monarquía”. La institución está muy tocada por los últimos escándalos. Ayudaría mucho una imagen de familia unida. Algo imposible porque la reina no pone de su parte. Sigue en sus trece. No podría decirse que no trabaja por la causa pero sí que se equivoca en cuanto a su forma de hacerlo. Debería aliarse con su familia política. Especialmente con doña Sofía, que a sus ochenta sigue siendo uno de los grandes activos de Casa Real.
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Desafiando a Letizia
> Otra vez uno de los suyos ha vuelto a dar problemas a Letizia. Se trata de su sobrina Carla, hija de la desaparecida Érika Ortiz. La joven es muy libre y no acepta imposiciones. De ahí que se muestre tal cual es. Gusta de expresarse en redes sociales. Abandonó Twitter tras opinar sobre el rifirrafe entre su tía y doña Sofía en Palma de Mallorca. Hace unos meses, Carla recibió una fuerte bronca de la reina tras intercambiar unos mensajes con un periodista que se hicieron públicos. Nada más conocerse la cuestión, doña Letizia la telefoneó para llamarla al orden.
Demostrando que el parentesco con la reina no coarta su forma de vivir, Carla Vigo se ha dejado ver cigarrillo en mano en un directo para sus seguidores. Sin duda, esto no ha hecho ninguna gracia a su tía. Como buena conversa, es de lo más estricta con estas cuestiones. Fue fumadora pero esa etapa quedó atrás. Ahora encabeza la lucha por la vida sana. Por tanto, que su sobrina aparezca en público lanzando el mensaje de que fumar es un placer, es algo que puede considerarse como una falta de respeto y hasta un desafío. “A mí no me controla ni mi padre”, dijo Carla hace un tiempo. Así las cosas, su tía no tiene nada que hacer.
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La sobrina de la reina ni olvida, ni perdona
> Fue en el último aniversario de la muerte de Érika Ortiz cuando su hija reflexionó sobre su adiós: «A veces pienso qué te hicieron, yo sé que no eras tú y que si hubiese sido por ti, no hubiese cambiado nada. El hecho es que cambió y yo pienso en ti todos los días, y aunque a veces llore, pienso en ti de una forma alegre, pienso en nuestros viajes, en nuestros momentos juntas, etc. Fue breve, sí, pero fue intenso y ¡vaya si fue intenso! Nos pasaron más cosas en seis años que a alguien en toda una vida. Hoy es una día triste para mí y te juro que sé que no te gusta verme triste, y yo no lo estaría, pero a veces pasa, los humanos somos así. Te quiero».
La primera parte del mensaje deja claro lo que Carla siente sobre la desaparición de su madre. Tiene dudas que podrían estar fundadas en lo escrito por David Rocasolano. Érika se sinceró con él, semanas antes de fallecer, y le expresó que no podía más con la presión. No reveló quién la estaba aprisionando ni de qué manera lo hacía pero el caso es que se ahogaba. El primo de doña Letizia reveló en Adiós, princesa que cada vez que Érika Ortiz aparecía en prensa, Letizia la telefoneaba para recriminarle su actitud. Como si ella pudiera evitar que los fotógrafos siguieran sus pasos.
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Letizia, la reina impaciente
> En Zarzuela están desesperados porque todos los planes trazados para mejorar la imagen de doña Letizia se han estrellado. Por más que lo intentan, no consiguen acercarla. Se la percibe alejada. Como si estuviera en un escalón superior. Su carácter no ayuda. Ha trascendido que no da su brazo a torcer y que no admite sugerencias. Se ha sumergido en su papel de reina consorte pero a su manera. Siempre tuvo claro que su línea de trabajo sería opuesta a la de doña Sofía pero es evidente que no ha acertado.
Mientras tanto, la reina emérita sigue al pie del cañón y brillando en todas sus apariciones. Cada vez son menos pero ella lo prefiere así. A sus ochenta se ha ganado a pulso disfrutar de una vida más tranquila sin el corsé de la agenda real. Don Felipe la necesita en estos difíciles momentos. También ha echado mano de su padre. Las cosas están duras para la institución monárquica y se necesita de un milagro para hacerla resurgir. De hecho, muchos añoran aquella época dorada marcada por los veranos en Mallorca.
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