No puede más. Los problemas se le amontonan y Kiko Matamoros ha dicho ¡basta! El polémico tertuliano está atravesando una etapa agridulce en la que, contra todo pronóstico, ha estallado. Descubre todos los problemas que planean sobre él y el inesperado golpe en la mesa que ha dado.
Todo se vuelve en su contra
> A pesar de que parece estar viviendo una etapa muy dulce gracias a su romance con la guapísima modelo Marta López, la realidad es que Kiko Matamoros no ha alcanzado la felicidad completa. Y no es que la joven no le sepa dar lo que él quiere. Lo que le ocurra al popular colaborador de Sálvame es que tiene muchos frentes abiertos. Esto, por ende, le impiden llevar esa vida tranquila y sosegada que tanto ansía. Porque aunque pensábamos que con su divorcio de Makoke los problemas se esfumarían, ha pasado justo lo contrario, se han multiplicado. Además, a pasos agigantados.
Ni personalmente ni en el ámbito económico consigue esa deseada calma. Cada vez tiene más enemigos, más rivales a batir. El que fuera amigo íntimo de Carmina Ordóñez no deja de acumular disgustos personales y económicos que, sin duda alguna, van haciendo mella en su día a día. Algo que le está afectando enormemente. Tan al límite está el tertuliano que ha tocado fondo. El madrileño ha estallado en su cuenta personal de Instagram. Una red social en la que ha actuado de una sorprendente e inesperada manera. Sigue leyendo y descúbrelo.
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Un bonito momento que se ve estropeado
> Este 2 de mayo era el día idóneo para que Kiko Matamoros se evadiera de sus problemas. El motivo para ello era de peso: su único nieto, Matías, celebraba su primer cumpleaños. Su orgullosa mamá, Laura Matamoros, organizaba para él una espectacular fiesta en casa. Un gran evento en el que no faltaba ningún detalle: una tarta personalizada con motivos espaciales, muffins y cake pops adornados con su inicial, decenas de globos, una preciosa piñata con forma de cohete y muchos, muchos regalos. Por supuesto, uno de los invitados era Kiko, que dejaba constancia en redes sociales de su presencia en esta fiesta tan significativa.
El tertuliano publicaba una foto de la tarta con un cariñoso mensaje para Mat, como llaman cariñosamente al bebé. «Feliz cumpleaños astronauta», le decía a su nieto. «Te queremos», contestaba Laura. Pero este idílico momento se veía ensombrecido por una seguidora que atacaba sin piedad a Kiko con un golpe bajo. «No quieres a los hijos y vas a querer a los nietos..», le decía. Tanto daño le ha hecho el comentario que no ha dudado en contestar. «¡Vete a la puta mierda!», respondía visiblemente enfadado. Y es que estas palabras llegaban en un momento delicado. Porque la fiesta tuvo luces pero también marcadas sombras. Sigue leyendo y sabrás qué pasó realmente.
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La espinita que tiene clavada
> Matías consiguió reunir en su primer año de vida a muchas de las personas que le quieren. Por ejemplo, su tía, Irene Matamoros. La hermana pequeña de Laura fue una de las asistentes. No en vano, adora a su único sobrino y se deshace en mimos y atenciones con él. Al fin y al cabo, es la alegría de la familia. Así lo demostró en sus redes, donde colgó una foto del evento. Una presencia que no es extraña ni tampoco se sale de la normalidad. Lo que sí resulta sorprendente es imaginar a Irene y su padre en el mismo acto.
Se desconoce si compartieron tiempo y espacio o acudieron a la fiesta en momentos diferentes. Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que Kiko quiere con todas sus fuerzas tener contacto con la menor de los cuatro hijos que tuvo con Marián Flores. «Recuperar el tiempo perdido es imposible. Pero espero que, por lo menos, intentemos reconocernos y, en la medida de lo posible, que me perdone”, decía recientemente en su programa entre lágrimas. Un deseo que ha aumentado a medida que su estado de salud empeora. A continuación, las novedades a este respecto.
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Un callejón sin salida para Kiko Matamoros
> En las últimas semanas se ha hecho público que Kiko Matamoros ha perdido por completo la visión de su ojo derecho. Además tiene serias dificultades para poder ver con el izquierdo, algo que dificulta mucho sus tareas cotidianas. De hecho, necesita recurrir a Cristian Suescun para muchos de sus traslados en coche ya que apenas puede conducir por su escasas visibilidad. Él le resta importancia a esta terrible situación e insiste en que sabe desde hace diez años que este momento llegaría.
Fue entonces cuando le diagnosticaron un glaucoma cuyas consecuencias son completamente irreversibles. No hay operación posible ni tratamiento. Kiko dice que tiene asumido que va a quedarse ciego. Confiesa que no es algo que le asusta ni le atormenta. Pero lo cierto es que sigue albergando en su interior una pequeña esperanza. Se aferra a que lleva una década conviviendo con esta enfermedad y aún tiene algo de visión.
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