La Casa Real vuelve a estar en el ojo del huracán. Los escándalos siguen rodeando a la monarquía, pero lo curioso de todo es que en esta ocasión el problema viene de la mano de la reina Sofía. A pesar de que es la más correcta de todos los Borbones, no está dispuesta a aguantar más y se ha plantado ante su hija Elena para que se preocupe de lo que verdaderamente importa.
La enorme preocupación de una mujer brillante
> Durante las casi cuatro décadas que ha pasado al servicio del pueblo, el comportamiento de doña Sofía ha sido impecable. Ni una sola salida de tono desde que empezase a convivir con los flashes y la prensa a raíz de su boda con don Juan Carlos de Borbón. La emérita no es solo la reina perfecta (muy a pesar de Letizia) sino que también es la esposa perfecta, la madre perfecta y la abuela ideal. La griega ha capeado los muchos temporales que han azotado la monarquía, y lo ha hecho sin perder la sonrisa ni la compostura.
Sus refinados modales han hecho de ella el miembro más querido de la familia real. Sin embargo, a sus 80 años recién cumplidos está viendo cómo todo su esfuerzo está siendo tirado a la basura. Su impecable trayectoria se está viendo ensombrecida por la altivez de su nuera Letizia, el ingreso en prisión de su yerno Iñaki Urdangarin… Y por si esto fuera poco, doña Sofía está viendo cómo su hija mayor, a la que hasta ahora no tenía nada que reprocharle, también está empezando a manchar la imagen de los Borbones. Entérate de su reacción.
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Las inesperadas discrepancias entre madre e hija
> Doña Sofía está muy descontenta con su primogénita. Está tan cansada de la situación que ya no puede (ni tampoco quiere) esconder ese malestar. Le gusta mucho que Elena sea madre y amiga con Froilán y Victoria Federica. Celebra esa confianza porque, al fin y al cabo es lo que ella ha intentado siempre transmitir a sus tres vástagos. Felipe VI y sus dos hermanas han tenido en la reina un hombro en el que llorar, una persona con la que desahogarse, alguien a quien pedir consejo… Eso sí, también ha sido firme cuando ha tenido que serlo y ha impuesto sus normas, algo que la infanta parece que no hace.
La mujer del rey Juan Carlos no entiende tanta permisividad de la infanta a los hijos que tuvo con Jaime de Marichalar. Considera que los jóvenes tienen que tomar sus propias decisiones pero sin dejar de lado las reglas que implica pertenecer a la familia real. Doña Sofía no entiende cómo Elena permite que Froilán y Victoria Federica protagonicen tantas salidas de tono. A la emérita no le gusta nada ver a sus nietos rodeados de escándalos constantes, le enfada mucho. Sobre todo porque con estas noticias están dejando en muy mal lugar a una monarquía ya de por sí debilitada. A continuación te explicamos qué determinación ha tomado.
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Una adolescencia que se alarga más de lo previsto
> Es una mujer muy tranquila, pero doña Sofía también tiene su carácter y ahora no ha dudado en sacarlo. Está escandalizada al ver cómo su primer nieto no cambia. Cuando Froilán era un niño se divertía con sus travesuras. Después, al ir creciendo, achacó sus brotes de rebeldía a la adolescencia y le excusó constantemente. Sin embargo, cree que con casi 21 años el chico tiene que cambiar. Además, de manera inmediata. A su edad ya no se le pueden permitir ciertas conductas.
En este sentido, insiste en que es la infanta Elena la que tiene que intervenir para frenar todo esto. Así se lo ha hecho saber. Doña Sofía ha mantenido una seria conversación con su hija para hacerle ver que tiene que tener más mano dura. No puede parecerle divertido el comportamiento de sus hijos puesto que, al igual que ella en su día, no son adolescentes al uso. El escándalo que provocó Pipe, como le llaman sus allegados, al acudir a una manifestación política en el centro de Madrid fue mayúsculo. El joven no solo desairó a sus tíos y sus abuelos sino que contó con el beneplácito de su madre para hacerlo. Pero esto no es todo, en la siguiente página te contamos más.
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Un cambio radical con el que no contaba
> La reina emérita asiste incrédula a la increíble transformación de la que era su ojito derecho. Victoria Federica siempre fue una niña buena , tranquila, noble, cariñosa, aplicada… Pero su llegada a los 18 años ha hecho que todos aquellos adjetivos queden relegados a un segundo plano. La joven le ha cogido el gusto a los saraos públicos, a ser amiga de rostros conocidos… Pero lo que más le preocupa a su abuela es que su actitud ha cambiado radicalmente. De repente ha desarrollado una rebeldía con la que nadie contaba. Y nuevamente, doña Elena se resiste a poner límites a esta situación.
Doña Sofía no entiende cómo Vic está siguiendo los mismos patrones que su hermano habiendo sido siempre polos opuestos. Lo que sí tiene claro es que, de continuar así, la niña puede reportar muchos problemas a la imagen de los actuales monarcas. Considera que lo mejor es que la joven se centre en sus estudios. La invita a no dejarse llevar por ciertas amistades. Y es que, a diferencia de su grupo, cada paso que ella da sí que tiene trascendencia e implica gravísimas consecuencias para la corona. En este sentido, la Reina cuenta por primera vez con el apoyo deLetizia. Pero hay una persona en contra que puede estropearlo todo.
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El gran enemigo de la reina Sofía
> Mientras que doña Sofía se ha plantado y le ha dicho a su hija que esta situación no puede seguir así, don Juan Carlos se encuentra en el extremo opuesto. El emérito está muy contento de que sus nietos sean libres para elegir. Además, le llena de orgullo y satisfacción verse de alguna manera reflejado en ellos. Porque Victoria Federica y Froilán han heredado muchas cosas de él. Hay que tener en cuenta que el Rey no ha perdido nunca ese toque de rebeldía al que se suele hacer referencia diciendo de él que es un hombre campechano.
Tanto Froilán como Victoria Federica adoran los toros al igual que sus padres y que su abuelo paterno. De hecho, el monarca se ha convertido en su compañero perfecto para las corridas. Esto no termina de hacer gracia a doña Sofía. Y no solo porque ella sea una animalista confesa sino porque en estos tiempos hay mucha controversia en torno a la tauromaquia y no quiere que su familia reciba críticas por ello. Lo que termina de rematar la faena es que Vic haya empezado a tener una amistad especial con Gonzalo Caballero. Un torero en la corte no es lo más adecuado en estos momentos. ¿Quién conseguirá salirse con la suya?
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