La obsesión de Letizia por controlar todo aquello que gira a su alrededor ha llegado hasta límites insospechados. La mujer de Felipe VI ha tomado una decisión con su sobrina Carla que podría traer gravísimas consecuencias. La joven no está dispuesta a acatar sus normas. Además es capaz de todo por conseguir su sueño.
El inicio de un nuevo capítulo
> Cuando la conocimos en el palacio del Pardo el día de su pedida de mano, su vida cambió para siempre. No había vuelta atrás. Letizia Ortiz gozaba hasta entonces de un anonimato pese a ser presentadora de los Informativos de TVE. Sin embargo, convertirse en la futura reina consorte la llevó a ser la persona más buscada por la prensa nacional e internacional. En aquel momento no solo ella fue catapultada a lo más alto sino que su familia también renunció a la privacidad y la discreción. En el momento que llegaron a esta residencia de la familia real tuvieron que acostumbrarse a ser objetivo de flashes, noticias…
Aquella presión mediática supuso un duro mazazo para Letizia. La periodista no lleva nada bien que le impongan normas y límites. Además, quería evitar a toda costa que su controvertido pasado viese la luz. Es por eso que desde el principio impuso una ley del silencio a sus abuelos, sus padres, sus hermanas, su grupo de amigas… Todo quedaba bajo su control, pero en este plan perfecto que urdió se dejó cabos sueltos. Te lo detallamos a continuación.
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La drástica decisión de Letizia
> La temprana muerte de su hermana menor marcó para siempre la vida de Letizia. El día del fallecimiento de Érika pudimos ver la parte más vulnerable de la entonces princesa de Asturias, una mujer aparentemente inquebrantable. Pero en ese doloroso momento también sacó fuerzas de flaqueza para pensar en el bienestar de la mejor herencia que les dejó la menor de los Ortiz Rocasolano: Carla. La niña tenía solo seis años cuando se murió su madre, con la que vivía en el piso de soltera que la hoy reina poseía en el madrileño barrio de Valdebernardo.
La mujer de don Felipe creyó que lo mejor para la menor era que se fuese con ella al palacio de la Zarzuela. De esta manera la propia Letizia se encargaría de su educación y de su bienestar. La trataría igual que si fuese una hija más. Carla podía haber sido la hermana mayor de Leonor y Sofía, ir al mismo colegio que ellas… Pero su padre, Antonio Vigo, se negó. El profesor de Bellas Artes se opuso a que su cuñada y su suegra, Paloma Rocasolano, se quedasen con la custodia y él viese a la niña en días contados. Eso sí, dejó pasar esta incómoda situación y desde siempre permitió que Carla disfrutara de su familia materna. Con la llegada a la mayoría de edad… aquella aparente calma saltaba por los aires.
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Las salidas de tono que hacen temblar la monarquía
> El día que Carla Vigo cumplía 18 años, los datos acerca de su vida saltaban a la luz. Los medios de comunicación comenzaban una batalla por ser los primeros en publicar las imágenes de la joven sin pixelar, descubrir sus aficiones, sus deseos de futuro.. La sobrina de Letizia se convertía en uno de los personajes más buscados del momento. Y aunque es cierto que nunca ha posado en un photocall ni ha aceptado las suculentas ofertas que ha tenido sobre la mesa para hablar, sí ha usado las redes sociales para hacer comentarios que no han sentado nada bien a su famosa tía.
Aquel tuit en el que defendía a la princesa Leonor despertó la ira de la Reina. «No es desprecio a la abuela… La niña debe estar un poco harta de que jueguen con ella. Por favor, poneros todos en su piel. ¿Cómo te sentirías si estuviesen jugando contigo todo el día? Pues obviamente hasta los cojones. Pues eso es lo que le ha pasado a Leonor. Y sí es educada, porque podría haber dicho una palabra mala y no fue así. Antes de hablar, hay que saber», aseguraba. Unas incendiarias palabras ante las cuales Letizia decidió actuar. La mujer de Felipe VI ha traspasado todos los límites…
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La cuestionadísima decisión de la Reina
> Por todos es sabido que Letizia ejerce un férreo control con su círculo íntimo. Mide todos sus pasos y se ocupa personalmente de que no hablen ni tampoco den que hablar. Pero con su sobrina ha traspasado todos los límites. Según cuenta Jaime Peñafiel haciéndose eco de las palabras de José Antonio Avilés, con Carla ha llegado demasiado lejos. Consciente de que sus regañinas no eran del todo efectivas en una joven rebelde que no entiende la vida sin las redes sociales, ha tomado cartas en el asunto imponiendo sus normas.
«Sorprende que la consorte obligara a su sobrina a firmar un documento de confidencialidad cuando cumplió 18 años para impedir que largue», aseguraba el citado periodista. A la joven no le quedó otro remedio que acceder a cumplir las normas de Letizia mediante este contrato cuyas contraprestaciones, si es que las hay, se desconocen por completo. A raíz de aquello todo cambió y en redes sociales ya apenas hace referencia a asuntos que tengan que ver con su familia. Pero Carla guarda un as bajo la manga…
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La negativa que podría hacer saltar todo por los aires
> La información es poder, y ya Carla tiene mucha. La joven conoce de primera mano todos los secretos de su tía. Y aunque por ahora no ha hecho amago de desvelarlos, hay algo que podría hacerle cambiar de opinión. El sueño de la hija de Érika Ortiz no es otro que dedicarse al mundo de la interpretación. Para ella ser actriz no es solo un hobby sino que se está preparando a fondo para ello. Ha estado unos meses recibiendo clases con el director Javier Hernández-Simón. También adora bailar y forma parte de la compañía Smile Crew.
Sin embargo, la realidad es que va a tener muy difícil convertirse en una estrella. Y no nos referimos a que no tenga talento sino a que su tía no permitiría que la vida de Carla pasara a ser de dominio público. Letizia es una cinéfila empedernida y guarda buena relación con pesos pesados de este mundo como Penélope Cruz. Pero ella mejor que nadie sabe que cuando te pones delante de los focos pierdes anonimato. Esta oposición podría hacer que la hija de Érika y Antonio Vigo sacara la artillería pesada y destruyera el contrato de confidencialidad. ¡Que tiemblen los Borbón!
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