Lina Morgan fue una de las artistas más queridas. Su facilidad para hacer reír cautivó a una legión de seguidores. Sin embargo, tras esa mujer exitosa y millonaria, existía un drama familiar durísimo. Las grandes damnificadas de Lina, sus sobrinas nietas. La vida no ha sido fácil para Estefanía y Olga, que viven en una marginalidad peligrosa. Esta es la historia de dos mujeres a quien Lina no tendió la mano. Te lo contamos todo a continuación.
La realidad de Lina y sus hermanos
> Lina Morgan siempre se mostró orgullosa de sus hermanos. Los tres formaron un núcleo indestructible que compartió penas y alegrías. La actriz se encargó de que nada se supiera de su otra familia. Esa que representaba todo lo que ella quería olvidar. Porque Lina tenía unos orígenes muy humildes. Quizás, por eso, siempre hizo ostentación de joyas, abrigos de pieles y generosas limosnas a los pobres que se apostaban a las puertas de los teatros donde actuaba. Le gustaba el lujo y hacer ostentación de él.
La realidad de Lina y sus hermanos no era tan idílica como se pintó. José Luis, su mano derecha y artífice de su éxito, murió en soledad. La artista no asistió al tanatorio. La separación se produjo cuando supo que estaba enfermo. A partir de ese momento, se apartó de su lado. Lina Morgan no se encargó de lo relacionado con el funeral de su hermano. Delegó en personal de su confianza. Tres meses después de su fallecimiento, filtró la noticia. Su hermana Julia falleció en una residencia.
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El drama de las sobrinas de Lina Morgan
> Lina Morgan puso especial interés en que una parte de su familia no fuera conocida para el gran público. La artista tenía dos sobrinas nietas, Estefanía y Olga, con las que mantuvo contacto cuando eran pequeñas. La madre de las niñas tenía buena relación con Lina y acudía al teatro con sus hijas. Todo iba bien hasta que un día, la artista propuso adoptar a Estefanía y Olga. La madre se negó y Lina no volvió a recibirla.
La vida de Estefanía y Olga debe leerse en el contexto de la marginalidad. Su padre era atracador de bancos y falleció cuando las niñas tenían doce años. La madre, tras probar suerte en diferentes empleos, acabó cayendo en las garras de la droga. Una lacra que sus hijas ya conocían porque su padre era adicto. A partir de ese momento, la vida de Estefanía y Olga quedó marcada.
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Las sobrinas de Lina, una infancia robada
> Cuando la vida golpea lo hace con dureza. Se ensaña con ciertas personas. Es lo que le ocurrió a las sobrinas de Lina Morgan. Fueron el oscuro objeto del deseo de un perturbado que pasaba por ser un buen amigo de la familia. Cuando la madre de las niñas descubrió el pastel, ya era tarde. Estefanía y Olga habían despertado a una triste realidad que ningún niño debería conocer.
Hasta los doce años, Estefanía y Olga fueron al colegio. En esa época sucedió un hecho que supuso un durísimo golpe para Estefanía. Falleció su padre. Era su roca. Se adoraban. Fue entonces cuando tomó la decisión de probar las drogas. Quería conocer cómo era aquello que había matado a su padre. Abandonó el colegio y su hermana Olga la imitó.
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La bajada a los infiernos de Estefanía y Olga
> Estefanía recuerda que su madre acudió en alguna ocasión al teatro pero Lina había dado orden de que no la dejaran pasar. Lo intentó en varias ocasiones para pedirle ayuda. Ella no estaba bien y creyó que sus hijas estarían mejor tuteladas por su tía. Sin embargo, la actriz no había perdonado que rechazara la proposición que le hizo años atrás. También se la juró a las niñas. Un antiguo empleado del teatro me explicó que cuando Olga, ya mayor de edad, acudió al teatro, Lina dio orden de echarla sin contemplaciones. La pobre chica no entendió nada.
Estefanía y Olga iniciaron su inmersión en el mundo de la droga. Su madre, incapaz de frenarlas dada su adicción, contemplaba la situación. Estefanía recuerda que entonces ya no era ni sombra de lo que fue. La mujer fuerte se había convertido en un zombi que había perdido las ganas de vivir.
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Adolescentes prostituidas
> La droga enganchó fuerte a las sobrinas de Lina. Estaban dispuestas a todo para conseguir su dosis diaria. Por eso no dudaron en ejercer la prostitución. Todavía no habían alcanzado la mayoría de edad cuando ofrecían su cuerpo a clientes ávidos de chicas jóvenes. Fueron madres jóvenes pero no estaban preparadas para serlo. Una trágica circunstancia que todavía les hace llorar muchos años después.
Los últimos diez años de la vida de Estefanía han sido tranquilos. Por primera vez, ha llevado una existencia tranquila y normal. Fue madre y se volcó en ese niño que nació mientras cumplía condena en una cárcel francesa. Al volver, se instaló en un lugar de España donde no hubiera nada que le recordara a su vida anterior. Se desenganchó totalmente. Una década en la que ha estado limpia. Sin embargo, esa época ha tocado a su fin. Sucedió un hecho que hizo trastabillar su mundo y la envió de vuelta al planeta de las drogas. Ocurrió cuando perdió lo que más quería, su hijo. Un drama humano que intenta solucionar. Quiere desengancharse y volver a estar con su hijo. Ojalá la vida le dé una tercera oportunidad.