La fortuna de don Juan Carlos y doña Sofía era un tema tabú hasta que el manto con el que cierta prensa les cubría desapareció. En el otoño de su vida, la reina se planta y quiere iniciar una nueva senda. Paradojas del destino, si durante años ha sido don Juan Carlos quien ha implorado el divorcio, ahora es su mujer quien lo hace. ¿Qué pasará con la inmensa fortuna que don Juan Carlos y doña Sofía han amasado durante su reinado? Te lo contamos todo a continuación.
La decisión de la reina
> Durante años ha sido don Juan Carlos quien ha manifestado sus deseos de divorcio aludiendo a que no soporta a doña Sofía. Lo suyo se rompió durante la luna de miel y no ha vuelto a recomponerse. Cada vez que el rey emérito ha sentido la llama de la pasión, la palabra “separación” ha salido de sus labios. Siempre le han dicho que eso era imposible. Lo que ha provocado su ira, llegando a manifestar: “¿Por qué todos puedes divorciarse menos yo?”. Acto seguido, daba un puñetazo en la mesa y salía airado de la habitación.
Cumplir ochenta años le ha servido a doña Sofía para saber lo que no quiere. Ya no desea seguir atada a don Juan Carlos. El hombre que más la ha hecho sufrir y que ha convertido su intimidad en un camino de espinas. La reina se ha plantado y quiere llevar una vida independiente de la de su marido. La realidad es que no desea verle más.
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Así se repartirán los reyes su inmensa fortuna
> No es de extrañar que don Juan Carlos odie con toda su alma a Jesús Cacho. El periodista escribió un libro imprescindible que desvela el entramado económico montado alrededor de Casa Real, El negocio de la libertad. El rey comenzó a amasar su fortuna al percibir una comisión por cada barril de petróleo que España importaba. Nada más fallecer Franco, quien fuera uno de los más estrechos colaboradores del monarca, “se dedicó a remitir una serie de misivas reales a otros tantos monarcas reinantes, especialmente del mundo árabe, para pedirles dinero en nombre del Rey de España”, explica Cacho. Así fue como consiguió don Juan Carlos sus primeros diez mil millones de pesetas.
Don Juan Carlos le cogió el gusto a pedir dinero y cualquier excusa era buena para conseguirlo: “Y se hacía metiendo por medio al Gobierno de España y a la propia institución monárquica”. Para entonces, el rey ya había quintuplicado su fortuna. Manuel Prado, el colaborador más estrecho del rey, consiguió otros quince mil millones de pesetas de KIO. Así lo reconoció él mismo ente el juez, y apostilló que se los había entregado el financiero Javier de la Rosa. Prado se dejó caer por el sultanato de Brunei también para pedir ayuda económica en nombre de don Juan Carlos. Pongamos que consiguió otros veinte mil millones más de pesetas.
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Y la reina Sofía miraba para otro lado
> Doña Sofía no ha sido ajena a la faceta de comisionista que ha ejercido su marido en cuestiones de negocios y que tanto beneficio ha reportado a la familia. Algunos empresarios han explicado que llegaban a Zarzuela con maletines cargados de dinero que don Juan Carlos cogía al vuelo. En cierta ocasión, comunicaron a los reyes que había llegado el regalo de Navidad de los barones Thyssen. Ambos se levantaron como un resorte y fueron a ver de qué se trataba. Estaban convencidos de que sería algo importante a nivel económico. La cuestión es que se quedaron de piedra cuando descubrieron que se trataba de algo relacionado con el arte pero nada que ver con lo que esperaban.
Entre comisiones y regalos, don Juan Carlos y doña Sofía han ingresado en el círculo de los multimillonarios. El problema viene ahora, cuando tienen que disolver su matrimonio, ni que sea sin papeles. La reina no está dispuesta a rebajar su nivel de vida y así se lo ha hecho saber a su marido. Así las cosas, las cuentas claras. En parte, don Juan Carlos está obligado a hacerlo porque doña Sofía sabe mucho de sus finanzas. La reina ha tejido en Zarzuela una camarilla de empleados leales que la han tenido puntualmente informada.
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La infanta Cristina pide su parte del pastel por miedo a Letizia
> La llegada de doña Letizia a la familia real ha hecho que la estabilidad familiar salte por los aires. Aunque siempre han ido por su lado, antes no resultaba tan complicado reunirles para tratar cuestiones importantes. Paradojas de la vida, Letizia ha puesto de acuerdo a don Juan Carlos, doña Sofía y las infantas Elena y Cristina. Ella es el enemigo a batir y hay que tomar medidas.
Solo así se explica que la infanta Cristina pidiera a su padre la parte de la herencia que le correspondía temerosa de que doña Letizia metiera mano en la cuestión y la perjudicara. La infanta se situó en un hipotético futuro donde don Juan Carlos ya hubiera fallecido. Hay quien tiene la teoría de que durante el tira y afloja para que Cristina renunciara al tratamiento real, alguien sugirió que, en caso de no aceptar, su herencia se vería considerablemente mermada. En este momento, el jefe de la familia es don Felipe, de quien se dice está muy influenciado por su esposa. Si tanto poder tiene la reina, quizás no sean exageradas las precauciones de la infanta Cristina.
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