Las cosas se están tornando muy difíciles para Kiko Matamoros. Las secuelas de su enfermedad degenerativa son cada vez más evidentes, algo que supone un grave problema para el colaborador. Dando una muestra de valentía, ha decidido coger las riendas de su vida y hacer todo lo posible para que este problema no suponga el fin de su rutina.
De un segundo plano a protagonista absoluto
> Kiko Matamoros nunca dijo eso de «mamá quiero ser artista». De hecho, nacido en una familia de clase media, enfocó su futuro hacia el Derecho, carrera en la que se matriculó con la finalidad de dedicarse a la abogacía. Pero en ese tiempo sus planes cambiaron y se encontró ante una posibilidad de oro. Su entonces cuñada, Mar Flores, le escogió para gestionar su carrera. No pudo decir que no. Acompañar a la modelo a fiestas y compromisos le abrió las puertas de la televisión y le hizo muy conocido en el mundillo. Tanto, que se convirtió en representante de un peso pesado del colorín, Carmina Ordóñez.
Con el paso de los años pasó a convertirse en un personaje con identidad propia y a generar un montón de noticias gracias a su vida privada: las idas y venidas con sus hijos, el matrimonio con Makoke… Y es precisamente el fin de esta unión lo que volvía a colocarle en el disparadero el pasado verano. La pareja pasaba del amor a la guerra, cuyas consecuencias siguen coleando. Con lo que Kiko no contaba es con que el tiempo solo empeoraría las cosas. Conoce todo sobre el nuevo mazazo al que tiene que hacer frente.
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Una enfermedad con terribles consecuencias
> Cuando parecía que estaba remontando tras una etapa convulsa, el destino ha enviado una dura prueba al padre de Laura Matamoros. El colaborador de Sálvame ha perdido por completo la visión de su ojo derecho y además tiene dificultades para poder ver con el izquierdo. Hace diez años le diagnosticaron un un glaucoma cuyas consecuencias son completamente irreversibles. La triste realidad es que no hay operación posible ni tampoco un tratamiento 100% efectivo para frenar la degeneración. Además, el que fuera amigo de Carmina Ordóñez reconoce que no sigue todas las recomendaciones médicas.
Kiko insiste en que tiene completamente asumido desde hace tiempo que se va a quedar ciego. Dice que no es algo que le asusta ni le atormenta. Pero lo cierto es que sigue albergando en su interior una pequeña esperanza. Se aferra a que lleva una década conviviendo con esta enfermedad y aún tiene algo de visión. Sin embargo ,y aunque comenta públicamente que puede valerse por sí mismo a pesar de las dificultades, lo cierto es que cada vez se ve más limitado. Algo que le ha obligado a actuar de manera rápida. Descubre lo que ha hecho.
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La nueva mano derecha de Kiko
> En una entrevista concedida a Pronto, Kiko revela algunas de las barreras con las que se está encontrando. «Realmente son mil limitaciones. Cuando paso de un lugar muy iluminado a uno oscuro, me cuesta adaptarme. Me choco con las cosas y me he dado algún golpe incluso bajando las escaleras…», reconocía. Aunque intenta mantener su rutina intacta, hay algo de lo que se ha despedido: la conducción. Es peligroso que Matamoros se ponga al volante con tan poca visión y por eso ha tomado cartas en el asunto.
A pesar de ser amante de los coches y de tener vehículos de gran valor, ya no puede conducir. Ante esto, ha tomado la decisión de buscarse a su propio chófer. Según revela Mujer Hoy, Matamoros ha decidido contar con los servicios de un rostro conocido, Cristian Suescun. El hijo de Maite Galdeano y único hermano de Sofía Suescun ha sido visto trasladando a Kiko desde el hotel en el que vive a un restaurante, de tiendas… Pero esta no es la única medida que se ha visto obligado a tomar. Te lo detallamos a continuación.
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Una rutina muy distinta a la anterior
> Por todos es sabido que a Kiko siempre le ha gustado cultivar su cuerpo. Le gusta lucir perfecto y dedica cada día un rato a hacer deporte para estar en forma. Sin embargo, poco a poco se tiene que despedir de este hobby convertido en pasión. El propio Matamoros reconoce que sigue yendo al gimnasio pero que ya no puede hacer tanto deporte como años atrás. No cabe duda de que ahora tiene que limitar su tabla de ejercicios a la falta de visión para evitar fatales consecuencias.
Por suerte, el tertuliano cuenta con un importante apoyo para evadirse de esta difícil situación. Cristina Pujol, su pareja, hace que esté lleno de ilusión. Esta espectacular mujer ha hecho que Matamoros olvide los problemas y se centre en disfrutar del día a día. De hecho, está dispuesto a pasar por el altar con esta catalana afincada en Albacete. Una vez superada su reciente crisis, parece que todo vuelve a encauzarse y a ir viento en popa. A pesar de tener esta tabla de salvación, Kiko tiene una espinita clavada que le impide ser feliz. No hablamos de su enfermedad, conoce a continuación que es lo que le preocupa…
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Su asignatura pendiente
> En medio de las dificultades, Kiko se ha dado cuenta de que le gustaría contar con el apoyo de toda la gente a la que quiere. Especialmente de sus hijos. Sabe que Laura está a su lado incondicionalmente y que Anita está pendiente de él, pero le falta algo. O mejor dicho, alguien: Irene. La benjamina de su extinto matrimonio con Marián Flores apenas ha convivido con él y Matamoros se culpa de ello. Cree que debería haber puesto más de su parte para estar con la joven y formar parte de su día a día.
«Espero que, por lo menos, intentemos reconocernos y, en la medida de lo posible, que me perdone”, decía recientemente en Sálvame. Un deseo que compartía entre lágrimas. La joven, de 20 años, no se ha pronunciado al respecto. Quién sabe si su problema de salud consigue que Irene perdone a Kiko y que Diego se reconcilie con su padre. De momento, parece que hay pocas posibilidades… Solo el tiempo dirá.
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