Don Juan Carlos y doña Sofía se casaron el 14 de mayo de 1962. La princesa griega estaba convencida de que era un matrimonio por amor. Desde entonces hasta ahora, mucho ha llovido. Sofía ya no es aquella joven cándida que se creyó las palabras que Juanito le susurró al oído. Lo cierto es que la reina se ha visto sola en muchas ocasiones a lo largo de los años. Aunque hay una que le duele especialmente y jamás perdonará a don Juan Carlos. ¿De qué se trata? Te lo contamos todo a continuación.
El gran error de Sofía
> Quizás el de don Juan Carlos y doña Sofía sea uno de los matrimonios de la realeza más desgraciado de su época. No tuvo suerte la princesa griega cuando le dio el sí, quiero, al entonces príncipe. La encandiló con su verbo fácil y trato directo. Era el contrapunto perfecto para ella. Más retraída y tímida. La joven Sofía supo cómo era su futuro marido antes de casarse. Algunas amistades la alertaron sobre los líos de faldas del príncipe. Sin embargo, creyó que cambiaría tras la boda convirtiéndose ella en la única mujer de su vida.
La luna de miel no fue lo que doña Sofía esperaba. Para ella fue muy desagradable descubrir al auténtico Juan Carlos. Un hombre cuya principal prioridad es el mismo. Por otro lado, la joven esposa descubrió a su marido tonteando con otras. Todo esto le hizo pensar que había cometido una gran equivocación que debía enmendar cuanto antes.
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Juan Carlos abandona a Sofía en su momento más triste
> El 6 de febrero de 1981 es uno de los días más tristes en la vida de doña Sofía. Los reyes y sus hijos se encontraban en Baqueira Beret. La reina Federica y la princesa Irene se quedaron en Madrid. Doña Sofía se estaba arreglando en su habitación cuando escuchó los pasos de su marido. Le extrañó porque él no visitaba aquella parte de la casa. Para entonces, ya solo les unían los hijos y el servicio a la Corona, más a ella que a él. El rey entró en la habitación y le dijo a la reina que debía regresar a Madrid, que algo había sucedido con su madre. No fue capaz de explicarle que Federica de Grecia había fallecido.
Doña Sofía creyó que su marido la acompañaría pero el alegó que tenía un compromiso y no podía cambiar los planes. Sin duda, demoledor. La reina se montó en el helicóptero con sus hijos y puso rumbo a Madrid. Al descender del avión, un militar le dio el pésame. Fue entonces cuando se enteró de la tragedia que acababa de suceder. Todavía se hundió más al darse cuenta de que don Juan Carlos la había dejado sola en un momento tan doloroso para ella. La reina estaba muy unida a su madre. Junto a ella e Irene se refugiaba cuando las cosas iban mal dadas con su marido.
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Juan Carlos, desesperado por librarse de Sofía
> Cuando don Juan Carlos y doña Sofía regresaron del viaje de novios empezaron los rumores de separación. El parlamento griego quiso saber qué pasaría con la dote de la novia en caso de divorcio. Las cosas estaban muy mal entre la pareja. Doña Sofía quería irse tras descubrir la cara B de su marido. Sin embargo, el sentido de la responsabilidad hizo que aguantara.
Mientras tanto, la vida íntima de los reyes entró en una espiral de desesperación. La reina alumbró dos niñas antes de que llegara el ansiado heredero. Para entonces, don Juan Carlos ya había manifestado a sus íntimos que esperaba poder liberarse pronto de la obligación marital dado que aquello no era como esperaba. Doña Sofía le resultaba demasiado recatada con aquellos camisones que él consideraba más propios de una mujer de sesenta años que de una de veinte.
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El rey elimina al amigo más fiel de doña Sofía
> A don Juan Carlos le pareció ver una alianza entre Sabino Fernández Campos, jefe de la Casa Real, y doña Sofía cuando Julián Lago, en 1992, llevó a portada de Época un reportaje titulado La dama del rumor. En el mismo se hacía referencia a la cercanía del rey con Marta Gayá. El rey creyó entonces que Sabino había ido demasiado lejos en su afán de poner puertas al campo. Fernández Campos quiso aplicar un correctivo al rey para que abandonara una forma de vida que sabía le pasaría factura. Así acabó sucediendo y eso le costó perder el trono.
La corte de don Juan Carlos de entonces hizo creer al monarca que Sabino estaba detrás de todas las informaciones negativas que sobre él se publicaban. A lo de Marta Gaya, hay que sumar otros reportajes sobre las nada recomendables amistades del rey o el origen de su fortuna. Quienes tenían influencia sobre don Juan Carlos le hicieron creer que Sabino y doña Sofía se habían unido para provocar su abdicación y colocar en el trono a don Felipe. El rey organizó una comida para cargarse a sus enemigos. En presencia de ellos anunció que Sabino Fernández Campo abandonaba el cargo. Tanto él como la reina se quedaron de piedra ante la inesperada noticia.
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Zarzuela, un palacio lleno de espías
> La organización en Zarzuela se ha visto afectada por las crisis conyugales de los reyes. Cada uno tiene su grupo de adeptos. La máxima obsesión de doña Sofía siempre fue saber dónde se encontraba su marido. Por su parte, el rey hacía lo imposible para zafarse del control de su mujer.
Algunos que pasaban por ser leales a doña Sofía estaban al servicio de don Juan Carlos. Fue el caso de Manolo Prado, siempre junto al rey hasta que la prisión los separó. El caballero escuchaba las confidencias de doña Sofía y luego se las trasladaba a don Juan Carlos. Cuando desapareció, la reina no echó ni una lágrima. Todo lo contrario que con Sabino, a quien siempre consideró un amigo leal.