No corren buenos tiempos para don Juan Carlos y doña Sofía. La pareja no ha sido capaz de alcanzar un alto el fuego ni en el otoño de su vida. Don Felipe les llamó a consultas y pidió que hicieran un esfuerzo, ni que fuera por el bien de la monarquía. No ha sido posible. Demasiado rencor entre ambos. El problema es que su actitud pone en peligro una importante cita familiar. Te lo contamos todo a continuación.
Un final de camino plagado de espinas
> Nada hacía presagiar que el fin del camino entre don Juan Carlos y doña Sofía sería tan complicado. La pareja se desangra en luchas internas causadas por el comportamiento del rey. Doña Sofía ni olvida ni perdona lo sucedido. Por otro lado, su marido no deja de obsequiarla con desplantes y feos, tanto en público como en privado. En este sentido, la única persona de la familia que se ha atrevido a plantar cara a don Juan Carlos ha sido doña Letizia.
Que doña Letizia y doña Sofía no se llevan bien, cierto es. Sin embargo, eso no significa que la reina permita humillaciones a su suegra estando ella delante. Otro motivo más para que don Juan Carlos la tenga entre ceja y ceja. Y es que al emérito no le gusta que le tosan.
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La mala relación de los reyes eméritos afecta a la familia
> Está próximo a celebrarse el ochenta cumpleaños de la infanta Margarita. A tal efecto, la hermana del rey emérito ya ha comunicado a los suyos que les espera el próximo seis de marzo. La infanta está muy ilusionada y vive una época plena. La llegada de su primer nieto la ha rejuvenecido. Tanto don Juan Carlos como doña Sofía han sido invitados. Sin embargo, parece que ninguno de los dos tiene claro si asistir. La excusa de ambos es que no quieren coincidir con el otro.
Ya ocurrió durante los preparativos del ochenta cumpleaños de doña Sofía. Don Juan Carlos se negó a acudir aduciendo que estaba enfadado con su mujer y su hijo. A ella sigue sin perdonarle que apoyara con fuerza a don Felipe cuando el tema abdicación surgió. Cree el rey emérito que doña Sofía aprovechó su momento más débil para vengarse. En relación a su hijo, estaba molesto porque le había condenado a galeras.
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Las humillaciones de Juan Carlos a Sofía
> Don Juan Carlos nunca se ha cortado a la hora de humillar a doña Sofía en público. En cierta ocasión, en que ambos estaban a pie de pista esperando a que descendiera del avión una autoridad, el rey le dio un empujón a su mujer porque quería todo el protagonismo para él. Otras veces ha llegado a insultarla. Lo más liviano que le ha dicho es “¡No te soporto!” o “!Apártate de aquí”. Y siempre que puede, deja claro que la prefiere bien lejos.
Mientras en España todo han sido murmuraciones sobre la situación real del matrimonio de los reyes, en otros países, como Italia, se ha llegado a publicar la noticia del divorcio de don Juan Carlos y doña Sofía. Se aseguraba que ya estaba redactado el comunicado que se enviaría a los medios. Sucedió en la década de los noventa, una de las más convulsas de la pareja.
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Un pacto para salvar un matrimonio
> La situación de don Juan Carlos y doña Sofía ha sido, en ocasiones, cómica. Él, escondiéndose para disfrutar del ocio. Mientras tanto, ella intentando localizarlo por tierra, mar y aíre. Los diferentes jefes de Casa Real han tenido que echar mano de sus dotes de convicción para disuadir a la reina en su obsesión por saber con quién estaba su marido.
El rey amenazó con divorciarse y no había quien lo frenara. Era una idea que llevaba dentro desde antes de conocer a Corinna. Ya entonces rogaba para compartir los mínimos actos posibles con doña Sofía. La cosa llegó a un punto que se recomendó la intervención de un especialista en salvar matrimonios. Este profesional aconsejó que se pactaran una serie de cláusulas dado que don Juan Carlos y doña Sofía no podían separarse.
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Las cláusulas que firmaron Juan Carlos y Sofía
> Don Juan Carlos y doña Sofía rubricaron el pacto de convivencia cada uno por su lado. Entre otras cosas, debido al malestar que le causaba a la reina no saber el paradero de su marido, se pactó que la reina debía ser avisada con tiempo suficiente cuando el rey tuviera que ausentarse de Zarzuela.
Para entonces, ya era demasiado visible el malestar de la pareja. Por tanto, se aconsejó que sus comparecencias públicas juntos se limitaran a las realmente imprescindibles. También se firmó que debían mantener la compostura y no llegar a ciertos límites en cuanto a comportamiento. Las miradas y desplantes de don Juan Carlos ya corrían de boca en boca. ¿Funcionó? Dicen que muy poco tiempo porque el rey volvió a la carga con recuperar la soltería.