Lo de Letizia y Elena no tiene solución. Las diferencias entre ellas son irreconciliables y han llegado a un punto de no relación. Ni se hablan ni se miran cuando se encuentran en público o en privado. A tanto llega el asunto que la reina ha pedido no coincidir con la infanta en actos de representación de la Corona. Todo esto tiene un origen. En Cotilleo.es hemos descubierto el punto de partida de esta animadversión. Te lo contamos todo a continuación. Sigue leyendo.
La otra cara de la infanta Elena
> La infanta Elena aparece en la historia del compromiso real como una de las valedoras de don Felipe y doña Letizia. Como se recordará, los reyes, Juan Carlos y Sofía, no veían con buenos ojos a la periodista. La información que recibieron sobre Letizia no fue de su agrado. Por decirlo de alguna manera, tenía mucho pasado. Y eso siempre es una losa en cuestiones monárquicas porque la prensa ya no se calla nada, como ha quedado sobradamente demostrado en el caso de Letizia Ortiz.
Elena de Borbón es una mujer complicada. Esa campechanía que muchos le achacan es solo una pose. Lejos de los actos oficiales, cuando los focos ya no la apuntan, la infanta muestra su auténtico ser. Bien lo saben los periodistas y fotógrafos que siguen sus pasos. Tiene un genio de mil demonios. Son famosos sus enfados, muchas veces sin motivo.
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El motivo del enfrentamiento entre Letizia y Elena
> La infanta Elena es muy consciente de su posición social y hace gala de ella con frecuencia. Le gusta marcar las diferencias. Sobre todo, cuando se trata de relaciones que están destinadas a durar en el tiempo. En el caso de Letizia Ortiz, su cuñada no ha dudado en restregarle por la cara sus orígenes humildes. Y no en una ocasión, sino en varias. Al principio, doña Letizia calló y aguantó. Sin embargo, llegó un punto en que no pudo más y plantó cara.
Doña Letizia tiene un carácter fuerte, así las cosas, cuando estalló, le dijo de todo a su cuñada. Al ver que no había forma de entenderse, decidió retirarle la palabra. La infanta ni se inmutó. Para ella no existe más razón que la suya. Eso sí, siempre que puede, se la devuelve a la reina.
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¿Por qué nadie quiere trabajar con la infanta Elena?
> La infanta Elena es conocida por su mal humor. De repente, y sin venir a cuento, estalla. Esto hace que los funcionarios de Zarzuela no quieran trabajar con ella. Algún chófer ha sufrido en carne propia la ira de la infanta y ha salido escaldado. Te puede caer un chaparrón de agravios solo por cambiar la emisora de radio.
La forma de conducirse de la infanta ha hecho que sobre su persona corran todo tipo de historias. Una de sus amigas abordó el asunto hace algún tiempo a Vanity Fair: “A Elena la han vapuleado desde la infancia con el rumor de que tenía graves problemas de aprendizaje. Y es muy injusto. Fue la primera que trabajó fuera de la Corona, la primera en tener cargos ejecutivos y no honoríficos. Tiene vocación para la enseñanza [cursó Magisterio en la Escuela Universitaria ESCUNI de Madrid, se diplomó en 1986 y completó sus estudios en 1993, en la Pontificia de Comillas]. Y mucha sensibilidad con los niños con problemas y las terapias alternativas con caballos”.
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Infanta Elena, compradora compulsiva
> La infanta Elena mide 1,79 y calza un treinta y nueve y medio. Jamás se interesó por la moda hasta que Marichalar llegó a su vida. Al principio, ella no mostró el menor interés. Sin embargo, a fuerza de tesón, Jaime consiguió ganarse su corazón. Doña Sofía siempre receló de los intereses de su yerno. Curiosamente, durante años pasó por ser el preferido de la reina, cuando la realidad era muy diferente.
La hija mayor de los reyes eméritos tuvo una época en la que era compradora compulsiva. Se aficionó a la teletienda y adquiría todos los productos que se anunciaban para adelgazar. Para que sus padres no descubrieran esta afición, hacía que los pedidos fueran enviados a casa de una amiga. La obsesión por mantenerse sin un kilo de más es algo que Elena mantiene desde hace años. Cuida mucho la alimentación y su gran cambio de imagen vino de la mano de un famoso dietista que consiguió que perdiera los kilos que le sobraban y no ha vuelto a recuperarlos.
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La mala relación de Elena con su madre
> Elena no se lleva bien con su madre. Desde niña estuvo muy apegada a su padre. En cierto modo, la infanta culpa a doña Sofía de su fracaso matrimonial. Cree que si hubiera procedido de otra forma, las cosas habrían sido diferentes. Para la reina Sofía es doloroso ver el apoyo público de su hija mayor a su marido. Le acompaña allá donde haga falta y le colma de mimos. Un comportamiento diametralmente opuesto al que observa con su madre. Apenas existen imágenes de la infanta en plan cariñoso con doña Sofía.
Tras la separación de Marichalar, Elena no puso las cosas fáciles. En un principio, Jaime telefoneaba a sus hijos y no se ponían al teléfono. La infanta se vengaba así de una serie de agravios que dieron al traste con la convivencia. La relación empezó a trastabillar cuando Elena se soltó de la mano de su marido. Se cansó del apelativo que les dedicaban en sociedad, los duques de lujo. Reflexionó y empezó a ver con claridad que Jaime no era el hombre que le convenía. Les separaban muchas cosas. Hacían diferentes tipos de vida y tampoco coincidía en gustos.