Está nominado junto a su mujer, Irene Rosales, pero los últimos porcentajes ciegos emitidos en El Debate, hacen sospechar que su salida de la casa es prácticamente imposible.
No cabe duda que Kiko Rivera se ha convertido en la auténtica revelación de la primera edición de Gran Hermano Dúo. Su participación en el concurso, hasta la fecha, está siendo extraordinaria. Y no solo porque participa activamente en cada una de las pruebas y encargos de la dirección, sino también porque está logrando mostrar una registro hasta ahora desconocido. En esta nueva versión prima la sinceridad y el espectáculo.
Uno de sus grandes logros fue la confesión sobre sus pasadas adiciones a las drogas. Pero también la capacidad que tiene para caminar entre las arenas movedizas de Ylenia y Sofía. Y sin olvidar la lealtad que está demostrando para con quienes considera sus aliados, le confieren un poder dentro de la casa que, desde fuera, debemos respetar y subrayar. Por eso Kiko Rivera e Irene Rosales deben salvarse de la nominación. Así, por tanto, continuar una semana más en el concurso.
Una verdadera revelación
Irene, por su parte, está siendo una auténtica todoterreno. No le importa que sus emociones discurran con la naturalidad que se le exige a cualquier concursante de reality. No le ha temblado la voz al tener que reprochar a su pareja aquellas actitudes que no le han gustado y ha llorado, sin consuelo, al recordar a sus dos hijas. Pero también ha reído, ha consolado y ha mantenido intacta esa fragilidad que le hace tan especial. No lo dudéis y salvemos a la pareja ganadora de esta edición.