Eugenia Martínez de Irujo ha hecho algo nunca visto hasta ahora. Y los cimientos de la Casa de Alba se tambalean. Si el honor y la nobleza se miden por las palabras, lo que ha revelado podría servir, ante el tribunal de la opinión pública, para arrebatarle el título de duquesa de Montoro. Ni siquiera su antepasado, el gran duque de Alba, habló así de sus enemigos, la los que consideraba herejes, hace quinientos años. La persona a la que ha atacado ha formado parte de su familia y murió hace menos de 20 años.
4El desdén de Eugenia hacia su primer padrastro, el gran amor de la duquesa de Alba
Era editor literario, escritor y académico. Si algo se puede decir de Jesús Aguirre es que trabajó muy duro para situar la Casa de Alba en el lugar que merecía. Era un gran administrador y desde supuesto de duque Consorte, contribuyó con su ayuda a engrandecer el ducado. Organizó el archivo histórico y el patrimonio histórico artístico de la Casa Ducal. Eugenia no parece estar de acuerdo con esa opinión: “todo el mundo tiene a este hombre en los altares, pero me quedo muy bien sacando lo que fue en realidad (…) cuando murió, hubo hasta imágenes de mi madre diciendo que había sido el amor de su vida, y yo eso nunca lo entendí. Ese hombre fue como lo peor». Lo cierto es que Jesús Aguirre enviaba maravillosos poemas por las mañanas a su esposa, quien, como ella misma confesó, se derretía leyéndolos. Fue muy feliz a su lado. Eso su hija no lo puede obviar. Y no hay que olvidar algo. La actitud de Eugenia hacia Alfonso Díez, el tercer marido.