No pertenecen a la misma generación pero tienen algo en común. La vida de Sofía de Grecia, perteneciente a la Casa de Schleswig–Holstein-Sonderburg-Glücksburg, hija y madre de Rey, bisnieta de un káiser, guarda un paralelismo con el de Maria Paloma Rocasolano Rodríguez, enfermera de profesión, hija de un humilde y honrado taxista y un ama de casa. Un obscuro secreto une a las dos consuegras. La madre de Letizia habría dado cualquier cosa porque no saliera a la luz. Nosotros te lo contamos.
5Hay algo que no tienen en común: doña Sofía no es adicta a las intervenciones estéticas
Paloma Rocasolano ha sido enfermera, liberada sindical, pero enfermera, y Doña Sofía cursó estudios de Puericultura en Mitera, una maternidad para huérfanos e hijos de madres solteras. También estudió psicología infantil. Durante un tiempo trabajó ocho horas diarias. Iba en su propio coche y cumplía con las guardias, según revela Pronto. Más allá de haber elegido estudios en los que prima el cuidado y entrega a los demás y su afición a copiar en los exámenes, doña Sofía y su consuegra no tienen mucho en común, especialmente en el ámbito de la percepción de su propia imagen. Como su hija, Paloma Rocasolano se ha vuelto adicta a las intervenciones estéticas, hasta el punto de resultar irreconocible. La Reina en cambio, salvo algún tratamiento estético, mantiene un rostro natural y ha sabido envejecer muy bien. A sus ochenta años está magnífica. Pero no es el aspecto lo que le preocupa a la Reina, de hecho, envidia a la madre de Letizia por otro motivo más importante.